jueves, 16 de mayo de 2024

Las ganas de vivir.

 

    Hace frío ahí afuera y nos vamos quedando sin casas, sin refugios. 

    La respiración se entrecorta cuando echas mano a aquel agarre y te despeñas.

 Se difumina la realidad al tiempo que la ilusión, a fuerza de atragantarse con una respiración incompleta.

 Quizá sea eso envejecer, aprender (¿se puede?) a vivir en la intemperie.

Los nudos del corazón estrangulan las ganas de vivir. 



Cada vez están más presentes los muertos que lo vivos. Cada vez los muertos viven más en mí.


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