domingo, 1 de septiembre de 2013

Piscina

El sol reactivando cada poro de mi piel, dorándola con inyecciones de optimismo. Una suave brisa me acaricia y retarda el momento en el que el calor me hará zambullirme en este lecho azulado que me espera fresco y transparente . Salto  acalorada en él y el agua me recibe juguetona y revitalizante. El delicioso contraste de mi cuerpo caliente sumergiéndose en el agua límpida y fresca.Puedo sentir mi cuerpo agradecido, recorriendo el agua que me acaricia mientras nado alegre y acompasadamente, sintiendo mis músculos, mis pulmones, mi corazón. Nado, me relajo. Abro los ojos bajo el agua y disfruto de los rayos de sol tornasolados, del las burbujas, de las sombras que mi propio avance crea. En ese  útero silencioso me siento feliz. Bajo el agua giro y me recreo. Cansada, tonificada y feliz salgo de nuevo al encuentro del sol que me recibe cálidamente y me va secando las delicadas gotas que me pueblan.
Silencio,luz y sol. Esta parte gozosa del verano de la que debo ir despidiéndome y que disfruto cada vez más. Luz, sol,silencio, agua y la celebración de un cuerpo vivo que los recibe ávido y complacido. Un banquete para los sentidos y  para ser consciente del prodigio de mi cuerpo.