jueves, 16 de mayo de 2013

RECUERDOS EN BLANCO Y NEGRO



¿En qué momento nos damos cuenta de quiénes somos y lo que somos?


Yo no puedo creer que alguna vez haya sido ese bebé o esa niña coqueta de mil collares o esta niña despeinada e insegura. Identifico cosas de ellas en mí pero me cuesta creer que esa fui yo alguna vez.

 Y realmente sigo siendo la misma. Una persona que no entiende bien este mundo y a quien le cuesta irse conociendo.
 Me enternece la sonrisa de la foto ante el encerado porque veo en ella la inseguridad que todavía me acompaña y el miedo a no saber qué hacer o no saber hacerlo bien.

He querido recuperar algunos momentos del día de mi comunión, no porque tenga un significado especial en mi vida, sino porque es de las pocas ocasiones en las que tengo fotos de todos mis abuelos. Y es a ellos a quien quería resguardar aquí, en mi baúl de los tesoros. 

Hablé mucho con ellos, más con las abuelas. Incluso las tengo grabadas en una cinta. Les preguntaba por toda su vida. Una vida que me interesaba mucho. Llena de sinsabores, de tristezas, de hambre y de pérdidas. Y de todo eso les pregunté, con cierta reserva, porque les despertaba recuerdos muy duros y con ellos, llegaban las lágrimas: la guerra, la muerte de sus familiares, la muerte de sus hijos... Una vida que fue un luto continuo y de la que ellas nunca se quejaban.
También les pregunté y me contaron entre risas y a medias, por sus amores, su primera vez, su relación con su marido... Recuerdo una vez que le pregunté a mi abuelo Vidal, -intrépida que soy, porque mi abuelo no hablaba nada- que si recordaba la primera vez que besó a mi abuela. Y con una medio sonrisa en los ojos me dijo muy serio: "Con que no me acuerdo de la última y me voy a acordar de la primera". 

Fueron momentos que guardo muy dentro de mí. 










       



   Tengo recuerdos de todos ellos, objetos personales que conservo con mucha añoranza.


Así que, de algún modo, abuelos, todavía estáis aquí, a mi lado.