jueves, 31 de diciembre de 2020

Carta al año 2020

 Naciste con vocación de bonito. Número redondo.

La coyuntura te ha convertido en una efeméride que nadie podrá olvidar. Ni siquiera los que no te han conocido.

Yo vengo a darte las gracias. Muchas. Variadas

Gracias por el atropello de mi madre y gracias por dejar que siga viviendo.

Gracias por sus roturas de pelvis, tibia, fémur y muñeca y gracias por conservarlos todos.

Gracias por  sus estancias en la uvi, sendas transfusiones y gracias por permitir que saliera de allí

Gracias por su operación tres en una, delicada, sin muchas opciones en el caso del fémur y gracias por que fuera un éxito total.

Gracias por los doscientos puntos que le pusieron y gracias porque ninguno se complicó y todos cumplieron su misión.

Gracias por la experiencia de escuchar a mi madre quejarse de dolor, día y noche durante nueve meses y gracias por permitirme seguir escuchándola.

Gracias por romperle la vida a mi madre, a todos nosotros, y gracias por permitirnos que la reconstruyamos .

Gracias por la pandemia que nos dejó desasistidos y gracias por que no llegara antes y por que no nos pillara en medio de las operaciones y el socavón.

Gracias por sacar toda la mierda de las residencias de ancianos que nos salpicaba constantemente a los que sabíamos de ella y gracias por no darme más opción que denunciarla hasta el final.

Gracias por enfrentarnos a una pesadilla que todavía no logramos entender y que se llama seis mil muertos en las residencias de Madrid, y gracias por ponerme entre la espada y la pared y salir todos indemnes de decisiones muy complicadas

Gracias por revolcarme en la mierda de las residencias y muchas, muchas gracias por darme la fuerza para salir de allí y tomar la determinación de no volver a entrar.

Gracias por el miedo y la confusión y la incertidumbre de este virus y gracias por dejarnos salir indemnes de él (de momento) a pesar de todos los pesares.

Gracias por toda la soledad que he sentido y gracias por hacerme más fuerte para superarla

Gracias por darme la oportunidad de desenmascarar a quienes decían ser amigos y gracias por aliviarme el corazón de su decepción.

Gracias por ponerme en el camino a gentuza, pura mierda y gracias por rodearme de maravillosas personas que han llevado luz, ayuda y alegría a nuestras vidas.

Gracias por quitarme casi todo y muchas gracias por hacerme entender que con un libro, música, un ordenador para trabajar y mi perro, soy bastante feliz.

Gracias por poner mi vida patas arriba y muchas gracias por permitirme pasar mucho tiempo con mis padres, mi chico, mi perro.

Gracias por un erte traicionero a mi chico y gracias por su conculcación

Gracias por un cáncer en la familia que no esperábamos y gracias por poderlo solventar con tratamiento.

Gracias por tanta, tanta oscuridad, tanto dolor, tanto miedo y muchas más gracias por ese impulso tan enorme para neutralizarlos con alegría, sorpresas, reuniones...luz.

Gracias por tanto sufrimiento y muchas más gracias por tanto amor dentro de mí.

Gracias por temer cada segundo pasado y gracias por esperar el siguiente y poco más.

Gracias por ser el año más terrible de nuestras vidas y gracias por hacerme capaz de encontrar la belleza, la alegría y las ganas entre tanta oscuridad y perversión.

Gracias por poder despedirte y muchas más gracias por poder entrar en el 2021 sin esperar nada a cambio.

Gracias por tanta perplejidad y duda y gracias por la sabiduría que has sembrado en nosotros para afrontarlas.

Gracias por todo lo perdido y gracias por que no fuera irrecuperable o decisivo.

Gracias por revolcarme en lo más oscuro y gracias por permitirme salir y sentirme más limpia, mejor persona y más fuerte.

Gracias por permitir rodearme de belleza, por encontrarla, por sentirla al máximo y encontrar en ella la vida.

Todo el mundo te detesta y quiere olvidarte. Yo no. Yo quiero tenerte muy presente el resto de mi vida y seguir dándote las gracias en este camino que se ha iniciado contigo y que no termina aquí. 


Gracias y gracias.



martes, 29 de diciembre de 2020

Hallazgos de luz

 

Cuando el alma y el corazón se han podido encontrar dejando atrás el miedo y la oscuridad, han resplandecido gracias a estos hallazgos.

La pandemia regada de belleza hace prescindible mucho de lo necesario. Peligroso















Paul Gauguin, Pueblo bretón bajo la nieve, 1894. Óleo sobre lienzo, 62 x 87 cm, Musée d'Orsay, París




ESTACIÓN DE METRO MAYAKOVSKAYA EN MOSCU - RUSIA:
La estación Mayakovskaya, en estilo art déco, fue realizada por el arquitecto Alexey Dushkin.
La perla de esta estación de 1938 son los 34 mosaicos colocados en nichos bajo el techo, retratan “Un día en el cielo soviético”, elaborado por el artista Alexander Deineka, inspirado en la visión del futuro soviético imaginado por el poeta Vladimir Mayakovsky.
Este conjunto escultórico que lleva el nombre del más mítico poeta revolucionario, fue premiado en 1939 en la Exposición Universal de Nueva York.
Durante la Gran Guerra Patria, como se llama en Moscu a la Segunda Guerra Mundial la estación se utilizó como refugio antiaéreo.
El 6 de noviembre de 1941 allí se celebró la reunión del Consejo de Diputados de Moscú programado para el 24 aniversario de la Revolución de 1917. Intervino el propio Stalin, que llegó en metro desde la cercana estación de Bielorrúskaya.


"La felicidad para mí consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y despertar sin angustia".
Françoise Sagan


    
Pulpo Wunderpus
La imagen captada por el fotógrafo submarino Yung-Sen es tan alucinante que parece tomada fuera de este planeta. Un pulpo bebé delicado y transparente que incluso es posible ver su cerebro rojo brillante como si estuviera encerrado en una burbuja de aire.


"Todos tenemos algún vidrio roto en el alma, que lastima y hace sangrar, aunque sea un poquito. Al escribir, siento que puedo sacar un poco de esos vidrios fuera de mí. Al ponerlos en un papel ya no me dañan”.
Eduardo Galeano


    
The only friend - Czesław Jankowski (1901)




Joaquín Sorolla, Esta noche es Nochebuena, hacia 1898. Gouache sobre papel sepia, 45 x 59 cm, Fundación Rodriguez-Acosta, Granada

"La pequeña obrera" es una pintura del pintor español realista Joan Planella i Rodríguez realizada probablemente en 1885.

Piet Mondrian, Estudio para El árbol gris, 1911. Lápiz graso negro sobre papel, 58.4 x 86.5 cm, Gemeentemuseum, La Haya, Países Bajos











"Sólo durante los tiempos difíciles es donde las personas llegan a entender lo difícil que es ser dueño de sus sentimientos y pensamientos”.
Antón Chéjov


























Mi regalo de la vida que cada vez quiero más y más










Me he rodeado de belleza. La he buscado. La he encontrado donde menos la esperaba y me ha ayudado a vivir en plenitud.

Lluvia

 Lluvia, necesitamos lluvia.

Lluvia de buenas noticias.
De pequeñas maravillosas buenas noticias.
El corazón se esponja como el campo reseco cuando caen mantos de agua.
Lluvia...

El primo que sale del hospital
La amiga anciana que se encuentra bien después de un año complicado.
La perrita Popy que responde al tratamiento y se ahoga menos y sigue disfrutando del amor de sus compañeros de vida.
La compañera que consigue un nuevo puesto de trabajo.
Los resultados del médico que son optimistas.
Los amigos enfermos que no se encuentran muy mal.
Los tratamientos que responden y mejoran.
Que estamos bien y nos podemos reunir un año más.
Que nadie de los nuestros más nuestros nos ha dejado este año.
Que seguimos aquí después de unos meses muy complicados.

Echo la vista atrás y se me eriza el vello: salimos indemnes de todo este huracán , de momento.
GRACIAS.

Gracias por esas gotas de lluvia que nos recuerdan lo privilegiados que somos y la maravilla que es abrir los ojos cada mañana
GRACIAS



jueves, 24 de diciembre de 2020

Bumerán

 Cuidado con las palabras, dijo Pizarnik.  (A lo que yo añadiría, "cuidado con Pizarnik" te puede destrozar de pura verdad).

Y tiene razón.  

Algunos  no entendemos la vida sin ellas, son las que nos salvan, a veces; pero se quedan tan cortas....y tan largas... 

Son y no son. 

Liberan y encierran. 

Sanan y matan. 

Hay que saber elegirlas. 

Y pronunciarlas. 

Y callarlas

Medirlas. 

Dosificarlas. 

Derrocharlas cuando están llenas de verdad. Hasta las últimas consecuencias.

Como de un animal doméstico, eres responsable de tus palabras hasta el fin de sus días. Y de los tuyos.

No las adoptes si no vas a saber defenderlas hasta el final.

Porque todas vuelven. Como un bumerán. Y te golpean. Donde más duele. En el hueco de mentira que llenaron frívolamente. Descuidadamente. 


"Te quiero": Son estas palabras difíciles de adoptar porque implican mucho. Implican el corazón. Y responder hasta el final de ellas. Sea cual sea el final y su causa.

El corazón nunca está preparado para recibir el bumerán de esas palabras- tan dulces, tan necesarias- vacuo, huérfano, deforme...