jueves, 24 de diciembre de 2020

Bumerán

 Cuidado con las palabras, dijo Pizarnik.  (A lo que yo añadiría, "cuidado con Pizarnik" te puede destrozar de pura verdad).

Y tiene razón.  

Algunos  no entendemos la vida sin ellas, son las que nos salvan, a veces; pero se quedan tan cortas....y tan largas... 

Son y no son. 

Liberan y encierran. 

Sanan y matan. 

Hay que saber elegirlas. 

Y pronunciarlas. 

Y callarlas

Medirlas. 

Dosificarlas. 

Derrocharlas cuando están llenas de verdad. Hasta las últimas consecuencias.

Como de un animal doméstico, eres responsable de tus palabras hasta el fin de sus días. Y de los tuyos.

No las adoptes si no vas a saber defenderlas hasta el final.

Porque todas vuelven. Como un bumerán. Y te golpean. Donde más duele. En el hueco de mentira que llenaron frívolamente. Descuidadamente. 


"Te quiero": Son estas palabras difíciles de adoptar porque implican mucho. Implican el corazón. Y responder hasta el final de ellas. Sea cual sea el final y su causa.

El corazón nunca está preparado para recibir el bumerán de esas palabras- tan dulces, tan necesarias- vacuo, huérfano, deforme...