miércoles, 26 de marzo de 2025

Sicólogas sin fronteras: respira y calma. Noe

     A veces, alguien, mueve una ficha en tu vida, de manera simple y humilde, y cae en cascada la torre de todo lo que eres.

    Acostumbradas al dolor, al artificio, a la injusticia y la muerte de la vida en vida, se mueve esa ficha llena de amor y de desinterés y un terremoto de emociones tambalea esa coraza en la que, no sabes bien cómo, te has convertido.

    Una simple llamada de una persona honesta y luminosa, te acaricia; y toda tú te esponjas como si fueras todo lo bueno que ella te ha regalado.

    Y el volcán que ahora eres sale al encuentro de tus ojos y vuelves a sentir la sal de ese agua que lleva años negándose  a embeber y acunar tus temblores para hacerlos más respirables.

    Hay gente imprescindible en la buena vida y no salen en ningún noticiario. 

    Hay gente que , sin saberlo, sostiene este mundo y todas sus cargas.     

    Hay gente que sutura la herida que eres con el mimo de su compañía a cientos de kilómetros.

    Gracias, Noe, por haberme acurrucado, cuidado y mimado durante estos minutos que han ido, en caída libre, a la auténtica buena vida. 

    Gracias a todas por ser lo que sois sin saberlo: la sal de la vida.


    Noqueada por la labor que llevan a cabo este grupo de personas maravillosas, sigo viviéndolas como un milagro. 

    Hace años que me acompañan y su ternura y su profesionalidad hacen las veces de una colchón de nubes cálidas y limpias donde dejarte descansar. Donde nuestras mentes, nuestros corazones y nuestros cuerpos reposan y se renuevan, por unos instantes, para entender que la esperanza es posible y que tú también eres posible. Que no estás sola- creedme, no es una forma de hablar- y nunca lo estarás ya. 

    Hacen la auténtica revolución de ir contra todo lo deleznable de esta sociedad y lo neutralizan solo con existir. 

    Son, ya lo he dicho, la sal de la vida que nos permite pensar que un día más es posible. Uno tras otro. La vida, la buena vida, está ahí. Ellas la representan y la brindan. 

Gracias, mujeres maravillosas.