sábado, 18 de junio de 2016

El otro lado

El campo en todo su esplendor. Repleto de regalos para todos los sentidos.
Olores que mi olfato recuerda embriagadores, se aturullan en la entrada.
Sonidos mágicos, sutiles, que oigo sin escuchar.
Caricias del viento que recorren la piel como si no fuera la mía.
Un festín de colores y matices que veo sin poderlos mirar.

Estoy al otro lado. Otra vez

Palabras

Las palabras, cuando no pueden abarcar la devastación, duelen.

Impelidas por la urgencia del corazón, por su necesidad de alivio, brotan poderosas cargadas de bilis y amargura, sintiéndose orgullosas de construir un puente, una salida. 

Ya en el aire, exangües y desvaídas, se sospechan frágiles al sentirse un simple remedo del dolor que quieren mitigar. Se acurrucan contra ellas mismas, esperando que quien las recibe entienda su necesidad de asilo.
 Así, acurrucadas, cristalizan en un grito mudo de auxilio, que les devuelve un reflejo ridículo del volcán que llevan dentro. Exiguas, se repliegan derrotadas, murmurando una letanía que no saben si podrán cumplir: Desechar la esperanza  de descansar en los demás. 

Están solas, anudadas y tristes como el dolor que las crea y las alimenta. Y deben aprender, con él, a sobrevivir a esa soledad que los sepulta.

viernes, 17 de junio de 2016

¿Quién?

PD: si alguna vez os cruzáis en la vida de una persona y se os muestra depre por algo q le afecte los cimientos de su vida....prestadle atención....estad encima de él hasta ser pesados...no le dejéis sólo...

Esta es la posdata de un carta de despedida. Un hombre se iba y quiso despedirse antes. Y terminó su carta con esta posdata. Todo un legado.

Era un hombre normal.Con un trabajo normal de cierta responsabilidad.  
Era un hombre normal que sabía la hora que era. Puede que hasta sintiera hambre porque entró, antes de irse, a un restaurante a comer. 
Era un hombre normal con familia cercana cuya relación disfrutaba. 
Un hombre normal que tenía amigos. A uno de ellos  le pidió que fuera con él antes de irse.
 Un hombre normal que era creyente y se puso en manos de "Jesús" al sentir que sólo le quedaba el camino de irse. 

Era un hombre normal y roto. Por los problemas que fueran. Estaba roto. Nadie supo hasta qué punto. Y se fue. Decidió que era lo mejor. Su soledad era tan inmensa que no supo qué hacer con tanto dolor solo. Y se marchó. 
Por eso esa posdata es pura dinamita que explota en todas nuestras manos. ..."no le dejéis solo". Quizá no quiera hablar, quizá se muestre huidizo, huraño, intratable, cambiante, ambiguo,incluso puede que no revele ningún signo grave de malestar, puede que incluso sonría y se muestre amable, normal.  Pero si en algún momento veis que algo vital está en cuestión para él, "estad encima de él hasta ser pesados...no le dejéis solo..."
Ahora escucharemos que se fue porque su mente estaba enferma, porque no era capaz de dilucidar claramente, porque su capacidad de razocinio se vio muy alterada...Seguro que habrá muchas explicaciones. 

El caso es que es ese hombre normal, con la clara conciencia de que era la hora de comer, de que tenía un amigo a quien llamar, que no quiso hacer daño a nadie y desalojó el lugar en el restaurante en el que estaba, que estuvo horas buscando  el valor para irse hasta que lo encontró; ese hombre se pegó un tiro porque no supo qué hacer con la soledad que se le acumulaba hasta desbordarlo. 
El dolor que le rompía la vida, se encaramaba con fuerza cada día sobre ese desamparo hasta calarle los huesos y hacerle sentir que nada ni nadie le podría ayudar a desandar el camino de sufrimiento que ya había recorrido. Solo. Había cruzado la línea y lo había hecho de un empujón. El que le dio la certeza de no ser lo suficientemente importante para nadie como para sentirse acompañado y poder aferrarse a esta vida que le resultaba insoportable.

 “en esos momentos de mierda, lo que necesitaba era estar lo menos sola posible”,*

Un hombre se suicidó a pocos metros de mi casa. Tenía familia, hijos, amigos, trabajo y problemas. Y sobre todo tenía una soledad descomunal que nadie  supo reparar. Les deja a todos ellos un legado INMENSO. Una revelación que posiblemente pasará desapercibida porque , el pobre, estaba enfermo, anulado. En una simple posdata da la respuesta a todas las preguntas. Sobre su muerte y sobre la muerte de tanta gente que toma el camino que tomó él o que vive una muerte en vida. 
 Pero ¿quién tiene tiempo para acompañar al otro, para estar ahí incondicionalmente, para atreverse a adentrarse en la vida de los demás e intentar dar calor y soluciones cuando las fuerzas flaquean? 
¿Quién está para arriesgar su cariño y sus fuerzas en las miserias de los demás como si no tuviéramos bastante con las nuestras?
¿Quién se compromete con el dolor del otro con uñas y dientes y sabe estar ahí cuando menos se lo pidan? 
¿Quién, para cogerle de la mano o darle un abrazo para que, al menos, pueda sentir que algo le retiene y que no va a perderse en esa caída en el agujero negro que se ha convertido su vida sin entender bien por qué y por qué no puede controlarlo?
¿Quién?

No sé quién eras. Solo sé que te quitaste la vida al lado de mi casa. Si estás en ese lugar al que soñabas ir y desde el que pensabas proteger a tus hijos, espero que te llegue la vibración que mueve esta entrada. Con tu posdata gritaste tu propio desconsuelo y la razón clara de tu decisión. Pero también gritaste tu generosidad y algo hermoso para el que quiera escucharlo en tu grito.Gritaste en nombre de todos los que cómo tú van gritando día a día en silencio sin ser oídos. Por eso sé que no estabas enfermo. Simplemente perdido y desesperado. Y muy confuso al no entender cómo nadie podía escuchar ese grito que se te escapaba por los poros y te impedía respirar.
A veces pienso que es impúdico publicar ciertos testimonios. El tuyo estaba en las RRSS y es un trallazo para esta sociedad. Bien publicado sea. 


* Si se pincha en el enlace de esta frase se puede leer la experiencia de una chica que intentó suicidarse varias veces. La solución fue internarla e incomunicarla en un hospital. La frase es suya: lo único que necesitaba era no estar sola.(Y sin embargo, la encerraron e incomunicaron). Pero ¿quién se atreve a estar al lado de una persona devastada? ¿Quién tiene el coraje de no soltarle la mano a un animal herido? 
Ella lo dice todo en esa frase: la soledad mata. A ella la salvó la compañía de su cámara y ahora quiere salvarse mostrando la realidad de esa soledad. Para salvarse y para que podamos mirar esos agujeros negros sin miedo y con amor.



miércoles, 1 de junio de 2016

Los lunes al sol

Los lunes al sol. Y los martes a Pasapalabra y los miércoles a Saber y Ganar. Los jueves, documentales de La 2. Los viernes, quizá un respiro. El fin de semana nos iguala a todos: no hay que ir a trabajar.
Otras semanas serán de Sálvame o de Aquí no hay quién viva. Y otras de calle, cervezas, alcohol.
Muchas serán de ansiolíticos que permitan dormir para poder despertar de esa pesadilla que supone respirar(que ya nos advirtió Kafka, es arriesgado).

El parado no para. No puede permitírselo. Busca incansablemente ya no sabe bien qué. Su cabeza no descansa. No puede permitírselo. Como no puede permitirse  salir al cine o comprar un libro. El parado no para. Agotado lo único que se permite es buscar ese sol , los lunes o cualquier otro día, para calentar la grieta que lo invisibiliza y que lo convierte en lo que no es. Le han perdido la fe en sí mismo y así, ya no es capaz de ilusionarse ni vivir.