sábado, 21 de mayo de 2022

Casi todo

 La única foto que tengo de ti. Eres tú. 

Casi todo lo que significas. 

Casi todo lo que amabas.

Casi todo lo que querías ser.

Te miro, te acaricio. Entro en barrena.

Casi todo ya no existe.

Todo me habla de ti y ya no estás.

Algo pastoso quiere ser aire.

Barro terroso trago en mi saliva.

Las entrañas me arañan como una rebelión.

No lo acepto. No quiero. No se lo permito. Como si pudiera...

Dónde poner casi todo lo que ya nunca podrá ser.

Te miro. Te acaricio. Cómo te echo de menos.





Cadenas

 De repente me asaltan unas pastillas. Donde menos me lo espero. Tuyas.

Ahora es un laxante, en el fondo de una bolsa. Tuyo.

Fuiste tú quien marco el ritmo de tu condena y, sin embargo, a mí me pesa como si arrastrara la culpa de ser yo la que te anclara a esas cadenas.

La brisa suave de los dos últimos años vividos en casa, tranquilo, de vuelta a tu vida, lejos de tu condena, me permite sonreír ante el recuerdo de tu muerte. Esa que se me abalanza con tus pastillas, tu laxante, esa foto...mi corazón.

domingo, 8 de mayo de 2022

Parar

 Si me paro, me ahogo.

Si me paro, me hundo.

Si me paro, el dolor.

Si me paro, el vacío.

Si me paro, existir.

Si me paro, sentir.

Si me paro, la herida  engulle.

Si me paro, la vida descarrila.

No me paro. Sujeta mi latido el puro movimiento.

Ando

 La tristeza me embadurna con sabor a brea.

Me sepulta y no sé donde ser ni qué ponerme.

Me revuelvo en su soledad que me aúlla que huya.

Huyo

Rodeada de otros, caigo.

Caigo en la cuenta y en el  precipicio de entender

que solo ellos, las ausencias que nacen mi tristeza,

podrían anegarla de luz y de esperanza.



miércoles, 4 de mayo de 2022

Vivir es fácil con los ojos cerrados, sin tocar la cicatriz

 Este barrio que amabas en mis letras, está ,ahora,  salpicado de nueva vida. Morada. Y se me clava con la fuerza de la savia que la empuja. Inmisericorde.

Florecillas moradas, minúsculas crecen entre las piedras de los muros que jalonan el barrio. Cansado, humilde.  Como regueros de belleza que impiden que se rinda. 







Lilas, simples, fragantes, como milagros encendidos, sorprenden y acicalan las calles ajadas y saludan como banderas blancas, de pactos imposibles con la derrota.

Las veo, tan pequeñas, tan llenas de vida, tan hermosas... y se me clavan como añicos, sin ti.

Todo lo hermoso me lleva a ti, me precipita a tu vacío y emborrona cualquier intento de comprender y seguir adelante.

La naturaleza volviendo a la vida, eres tú y me persigue en su sinrazón y su violencia sin ti. Me rompe de emoción tanta esperanza hecha vida, sin ti. 

Todo lo que te recuerda a ti, me condena al sinsentido. Hace palpable tu ausencia y me ciega.

No hay espacio para esto más que todo lo que eres y todo eso, todo lo que inabarcablemente eres, me levanta la piel y me deja abortada en el camino.

Hablan de ti, de tu decencia, de tu docencia, de tu talla moral e intelectual, de tu insobornable compromiso...y sí. Sí, claro que sí. Pero a mí me faltan muchas piezas de tu rompecabezas emocional, del mapa de tu corazón, de tu recorrido vital. Y así, despiezada, descabezada me rindo ante la evidencia de que nadie más que tú podría aliviar mi duelo, mi egoista dolor. Nadie podrá arropar esta debilidad, calmar esta necesidad. Nadie podrá acariciar mis cicatrices ni curarlas. Nadie que no seas tú. Y ahora eres, por siempre, una enorme cicatriz que me recorre el espinazo y que cuando la tocan, me sacude un latigazo de nombre no inventado que desdibuja cualquier intento de respirar y creer que la vida es posible.

¿Cómo podrás acariciar lo que ya eres y yo no puedo sostener?

Te echo, indecentemente, de menos. Hueco y cicatriz. Carne viva. Pura muerte. En vida.