sábado, 3 de mayo de 2014

Despedida

    Se nos derrumba la casa. Las grietas inevitables se abren y la casa se nos cae. Y no podemos imaginar cómo habitar nuestra vida con nuestra casa rota.

Pero tenemos que seguir viviendo para reconstruirla, para apuntalarla y cuidar lo que todavía queda de ella.


Siempre hemos sabido que lo que nos sostiene se acabaría cayendo. Es ley de vida. Pero siempre nos parece injusto y precipitado.

En este caso lo es. Ambas cosas. Se va mi tío Lázaro muy pronto y mal, injustamente. Y la casa se nos cae. Nada será igual con nuestra casa ya en ruinas.

El tío Lázaro.... tan guapo y alegre.... Guapo, alegre, vital, dicharachero, vanidoso como dicen en el pueblo...


Se va y no lo podemos creer. No te vas solo, tío, nunca vas a estar solo dondequiera que vayas. Se queda la tía Celi partida por la mitad, demediada. Te quiere con locura, y así será hasta el último día de su vida.


  Te vas, tío, y te llevas a la mitad de tu "socia", como la llamabas, mientras la abrazabas. Te la llevas en parte y ,en parte-del mismo modo- aquí te quedas en ella. Ella va a respirar por ti, a caminar por ti, a sonreir por ti. Te lleva tan dentro que la muerte no  le va a impedir que ella te mantenga entre nosotros. Y ahora cada vez que la bese o la abrace, sé que te estaré besando y abrazando a ti. Cada vez que la miremos y la sonríamos te estaremos mirando y sonriendo a ti. Te vas y te quedas, Lázaro. Te vas a quedar en nuestro recuerdo, nuestro dolor y en la mirada perdida de la tía Ceci, que nunca más estará completa.
Tía, descansa. No pudiste hacer más por él y él lo sabe. Se lo diste todo. Descansa y no olvides que él te acompaña simpre y tú le reconfortas en este ineludible viaje.

¿Sabes, Lázaro? Tus hijos te van a cuidar ahora más que nunca, si cabe. Ahora que no estás, te van a querer y proteger como no te imaginas. Porque Pili, Mari y Juan van a estar cuidando, queriendo y protegiendo a su madre tanto que te va a llegar todo ese calor y ese amor como nunca lo habías sentido hasta ahora.


Nada será igual. Ahora queda recordarte y pensar cosas como: por qué no lo conocimos mejor, por qué no compartimos más cosas, por qué no le dijimos esto o lo otro... Como siempre, haremos revisión de todo lo que está en el corazón y arrinconamos, en el día a día,  con otras urgencias.  Yo estoy reconfortada porque hablé contigo los últimos días (gracias por pasármelo, tía) y porque aunque nos veíamos poco, compartimos buenos momentos y muchas risas.
 Me quedo con eso, con tu sonrisa tan guapa como tú , que se alojaba en tu hoyuelo de la barbilla como si no hubiera mañana. Ya no lo hay y sin embargo, sigues aquí  con nosotros, seguros de que vas a acompañar a la Ceci con todo el amor que le dejas. Y  con ella a todos nosotros.


Hasta siempre, Lázaro. Guapo.