sábado, 8 de mayo de 2021

Gracias

 Cada entrada es la recogida de un impulso. 

Escribo para amarrar mis emociones y mis impulsos. Y entenderlas. Y hacerlas mías.

Nunca escribo pensado que alguien pueda leerme. Nunca.

De repente, alguien se pone en contacto conmigo para comentarme algo de lo que he escrito y  me siento - siempre sorprendida- como el rey desnudo que descubre que lo está ante todos y, muy importante, ¡no le importa!

Gracias a los que me seguís y me leéis en este ejercicio algo onanista que me permite sentirme y entenderme un poquito mejor a través de estos grandes y maltratados tesoros que son las palabras. 

Libros

 A veces me siento muy mal. Físicamente mal. Muy mal. 

Entonces siento que algo grave se puede estar desencadenando dentro de mí. Que a mi cuerpo le está traicionando alguna dolencia irreversible.

Por momentos hipocondriacos, llego a asomarme-levemente,supongo-  al precipicio que supone saber tu fecha de caducidad.

Siento la pérdida de la compañía de mis seres queridos, del sol en la cara, del sueño reparador, de una buena comida, de un buen paseo, una buena música...

El otro día se impuso, más que todo eso, quedarme sin tiempo para leer todo lo que ya tengo previsto y que me llevará mucho tiempo: "¿no me dará tiempo a leer todo lo que quiero y a descubrir mucho más?"

Sentí la finitud como la gran pérdida de oportunidades para seguir creciendo, aprendiendo y sintiendo.

Sentí el vacío de la ausencia de los libros.