sábado, 8 de mayo de 2021

Libros

 A veces me siento muy mal. Físicamente mal. Muy mal. 

Entonces siento que algo grave se puede estar desencadenando dentro de mí. Que a mi cuerpo le está traicionando alguna dolencia irreversible.

Por momentos hipocondriacos, llego a asomarme-levemente,supongo-  al precipicio que supone saber tu fecha de caducidad.

Siento la pérdida de la compañía de mis seres queridos, del sol en la cara, del sueño reparador, de una buena comida, de un buen paseo, una buena música...

El otro día se impuso, más que todo eso, quedarme sin tiempo para leer todo lo que ya tengo previsto y que me llevará mucho tiempo: "¿no me dará tiempo a leer todo lo que quiero y a descubrir mucho más?"

Sentí la finitud como la gran pérdida de oportunidades para seguir creciendo, aprendiendo y sintiendo.

Sentí el vacío de la ausencia de los libros.



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