lunes, 31 de enero de 2022

A las aladas almas de las rosas

 Desde que vivo en este vértigo, la llevo clavada. Como un grito. Como un sudario.

La poesía expresando lo inefable. Construyendo belleza para descansar lo impensable.

ELEGIA A RAMÓN SIJÉ
.
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha
muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien
tanto quería.)
.
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
.
Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
.
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
.
.Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta
.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte
a parte a dentelladas secas y calientes.
.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte
.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera
.
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
.
A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

(1 0 de enero de 1936)
.

Solamente ayer me atreví a escucharla en la voz de Serrat. En bucle. Durante horas fui un escalofrío empapado en amor y lágrimas.

Te quiero



sábado, 29 de enero de 2022

Regalos

 En este particular "Lo imposible" en el que , a traspiés, avanzo en círculos, desbordo toda yo en los que me sostienen, los que me apoyan y me quieren.

Un manto de amor y compasión me protege desde entonces. Cada quien con su granito de arena, me cubre este dolor tan insoportable y lo soportan conmigo y puedo continuar. Sin creérmelo y continuar.

Lo más hermoso que me han descubierto en estos tremendos días circulares, inmensos, sin retorno, es algo que, una vez más, al verbalizarlo me estalló como un acariciante arcoíris: ¡Que suerte tienes de haber tenido una relación así en tu vida!

Palabras exactas: "Qué suerte tuviste, Esther, de tenerle en tu vida. ... Os lo debíais de pasar muy bien"

Creo que ahora voy aceptando mi necesidad de contar lo que me pasa por dentro. Siempre lo he vivido como una tara y considero que estaba equivocada. Abrirme a los demás en canal me permite recibir estos trallazos de luz. 

Es verdad, César. Soy una privilegiada por haber vivido tu amistad. Es un regalo de la vida que, en sí mismo, le da sentido al resto. Y es que, además, no pienso desprenderme de él. De mi regalo. De ti.  

Eres mi piel y, aun desollada como me encuentro ahora, regenerará de nuevo. Y estarás en mí, intacto. 

Grandioso. Iluminando cada uno de mis días. 

Nada habrá más grande ni presente en mí que tu ausencia.


Gracias, Bea, por esta revelación y perdona por compartir aquí tus palabras.

 De pronto el horror fue mucho más llevadero

Como respirar

 Te pregunté si no te parecía absurdo necesitar al amar. SI no te parecía injusto. Excesivo.

Me dijiste que era bonito.

No lo era. Porque significa que cuando quiero a alguien lo necesito. En mi vida. Constantemente. Y a veces no es posible. Y esa decepción duele y, a veces, rompe la necesidad. El amor.

Me propuse deshacerme de la necesidad. Apretando los puños. Cerrando fuerte los ojos. Abortando los resortes de lanzarme a cubrirla. Fue un gran "mono". Doloroso también. Perdí la necesidad. Y por el camino tal vez, también, el amor. Ese amor inmenso, abarcador. Siembra de prometedora cosecha.

El amor no sé. Momentos a tu lado, muchos. Y ahora qué hago con esos huecos de mi vida que nunca más podrás colmar. Qué hago con todo el hueco que no quiero ver  ni mirar. Que no existió por necesidad. La necesidad de no necesitarte a cada instante. Como respirar.

viernes, 28 de enero de 2022

No acepto nada más

 Envejecer es aceptar que la vida es una pérdida.

Madurar es aceptar.

Eso dicen.

Sigo siendo la adolescente que no entiende y no acepta. Que no puede vivir lo inevitable con serenidad. Y se revuelve. Y busca otros caminos que no existen. 

La aceptación es un don. O un privilegio. O pura sensatez. O pura inteligencia.

No lo acepto, ¿sabes? Estás aquí como hace un mes. No te veo, no hablamos, pero estás. No puede ser lo contrario.

No puedo verbalizarlo. Y hablo de ello de manera, así, como neutra porque es como si fuera una película, algo que no es. Que parece ser pero no es. Cuando he tenido que verbalizarlo lo he tenido que hacer abrazada a alguien. El hueco que dejas en mí, no se sostiene sin otro cuerpo que lo tape, que lo cubra, que lo proteja.

Lo que se nombra, existe. Yo sólo te nombro a ti y a todo lo que me habita de ti. Y te hablo. Y estás. Y no acepto nada más


jueves, 27 de enero de 2022

Otra entrada antigua de este blog: te voy a necesitar siempre

 Esta frase me la dijo un amigo hace muchos, muchos años. Me parece una frase hermosa y en aquel momento me pareció lo más bonito que me han dicho nunca. Todavía hoy me lo parece aunque vislumbro ahora, desde otra óptica, que puede ser una frase dura y exigente. Pero hermosa. Sobre todo sentirlo así. Sentir que alguien te necesita así y que sea recíproco. En aquel caso lo era y eso la hizo más maravillosa.

Quizá gracias a esa frase, entre otras muchas cosas, queda tanto de aquello aunque ahora ya no somos amigos. Y no lo somos en el sentido exacto de la palabra. Porque la amistad se teje día a día y se llena de compartir, de comunicar Y hace mucho que nosotros, mi amigo y yo, no alimentamos ese nido de emociones y de vida. Nunca lo podré olvidar, claro. Pero ahora es más un afecto, un recuerdo maravilloso, que una amistad. 

Creo que la amistad, el amor, no pueden fortalecerse en medio del silencio. Sé que hay muchas interpretaciones sobre el silencio. (Lo sé porque me lo has explicado, César) pero a mí no me sirven.


Sigo sin aceptar el silencio. El silencio me acorcha, me desarma, me deja desnuda, desprotegida, me da frío, me deja yerta (debería haber un verbo para esto. Algo así como "yertar". "Me yerta"), me acartona, me insensibiliza, me aleja, me pone en actitud de defensa. Porque me hiere. 


Hay muchas formas de expresar la necesidad del otro, su cariño, su compañía.Lo sé y me llenan también. Pero qué rica la ensalada del aprecio aderezada de palabras. En un goteo constante, perserverante.Como esa brisa que casi no percibes pero te acaricia y acompaña haciendo el camino posible e incesante. 
Qué felicidad sentir que alguien te necesita porque te lo dice o porque te busca con sus palabras.La magia del encuentro con el otro en sus palabras es una experiencia única. El silencio la anula y la debilita. Una oquedad donde buscas melodías y solo encuentras tu propio eco haciéndose preguntas.

(Gracias, César. Por provocarme tantas cosas y tantas palabras. Aunque a veces siga sintiendo que necesito más y el título de esta entrada)


Youkali y el primer párrafo de esta entrada

 


Youkali es el nombre de una canción de Kurt Weill. Una canción que habla de una tierra en la que todos los seres humanos pueden entrar para aliviar su dolor, donde todo el mundo es acogido y donde el amor es la moneda común. 


                            


         A menudo no somos conscientes de lo que tenemos hasta que lo perdemos. Entonces el vacío nos recuerda que ese espacio estuvo lleno y nos asistía. El hueco se hace enorme y con él recobramos, ya tarde, la dimensión de lo que fue y tal vez por no calibralo en su medida, nos damos cuenta de que no lo supimos disfrutar, experimentar, al máximo. De nada (o de poco) nos sirve la frustración de esta experiencia para evitar repetirla.

         Desaparece la sala Youkali. Una sala en la que se intentaba pensar el mundo. La sala era un encuentro. Un encuentro permanente con la realidad de un mundo deshumanizado, violento, injusto y difícilmente "digerible". Una realidad que anda escamoteada y que hay que querer ver y buscar para encontrarla. En Youkali te dabas con ella de bruces. Se desenmascaraban las falsas apariencias y se abrían nuevas perspectivas y la esperanza de que otro mundo era posible.


        Las propuestas de la sala siempre eran interesantes, estimulantes, arrolladoras, diferentes. Es cierto que pocos pudimos saborearlas porque no acudía mucho público. La sala era pequeña y muy alternativa sin un soporte publicitario que le diera la posibilidad de expandirse. En este mundo de "marqueting", simulación y ruido, su labor callada y persistente no llegaba a gran cantidad de personas.
 


        La sala era voluntad, entrega, ilusión, lucha. La sala era ese rincón de acogida en el que el diálogo, el teatro, la reflexión nos llevaban por otros espacios que cada día se niegan y se sepultan. La sala era una isla donde respirar y aprender. Donde cuestionar y aprender. Donde emocionarse y aprender. 
                                                                                                                 
       Pero la sala era mucho más. Era un proyecto de vida. Era una vida en proyecto. La sala era la ilusión, la apuesta de un grupo de personas que batallaban con deseo para, a través del teatro, de la palabra (otra vez),  transformar y transformarnos. 

     Pero la sala era mucho, mucho más. Era el coraje,la entrega absoluta, el latido vital de una persona que puso su vida en ella y que ahora, de algún modo, la ha perdido. Casi sin entender por qué e impotente al ver cómo su anhelo se diluye y se pierde. 
Pero no se pierde, César. Ahí quedan todos los montajes, todas las publicaciones, todas las propuestas y reflexiones que la sala ha dejado en nosotros, los que tuvimos la suerte de disfrutarla y de no saberla cuidar, probablemente.La sala nunca hubiera sido posible sin ti y quizá ese sea el error: pensar que la sala eras tú, era tu creación. Siempre la entendiste como un proyecto, un compromiso, de muchos y tal vez los demás nos equivocamos.

       Nos hemos quedado sin ese cobijo de acogida y de pensamiento. Sin esa burbuja de acción y reflexión que era la sala. Nos quedamos- ahora ya nos vamos dando cuenta-huérfanos de un espacio en el que podíamos soñar otros mundos y , al soñarlos, podíamos ir construyéndolos o , al menos, no olvidar que eran posibles.

       Yo la frecuentaba cuando podía y siempre me quedaba con ganas de más. Con los enriquecedores debates posteriores donde siempre salían ideas interesantes y puntos de vista y que, a veces, no habías sabido sino capturar como intuiciones. 

A mí ya me falta algo. Y estoy segura de que a los que la hacían posible, ese vacío se les irá haciendo enorme, como un agujero negro en el que descubrirán que el hueco ocupa más que el recuerdo y la distancia.

        Gracias, Youkali, por hacernos sentir que ese otro mundo es posible y se puede construir. Lo único es que hay que ponerse manos a la obra y quizá no estemos dispuestos a tanto.



http://salayoukali.blogspot.com.es/






Mi vida está llena de ti

 http://forosocialdelasartes.blogspot.com.es/


Esta fue mi contribución a su boletín: una columna cada semana a petición de César. Y de algún modo fue el embrión de este blog, así que creo que se merece un sitio en él.


LA NECESIDAD DE TEATRO

Ando yo hilvanando algunas reflexiones  sobre por qué el teatro es ahora, para mí, la experiencia más enriquecedora. No hay nada que me apetezca más que sentarme en una sala y dejarme envolver por ese otro mundo que se recrea en el escenario. Casi prefiero ir sola  para disfrutar de esa “liturgia” con todos los sentidos y hacerla mía de una manera íntima.
Busco en el teatro -como en todo, supongo- respuestas; y frecuentemente, salgo con más interrogantes, lo cual es muy estimulante. Busco despertar mis  propias emociones y dejarme sorprender por otras nuevas. Busco reflexionar, ver más allá, descubrir y aprender a ver lo que no he visto todavía o lo que sólo logro intuir. Busco encontrarme y encontrar a los demás. Pero todo esto lo busco siempre, en cada momento. ¿Por qué el teatro me lo proporciona más y mejor que cualquier otro hecho artístico? Tengo la certeza de que en este mundo cada vez más “globalizado”, pero más individualista; donde cada vez somos todos más iguales (en pautas de comportamiento, en estereotipos) y  nunca hemos estado más separados, y donde las desigualdades son parte del engranaje del sistema; en este mundo, frío, gobernado por el dinero y las máquinas, donde el contacto humano a veces desaparece eclipsado por pantallas y botones, el teatro debería ser una forma de recuperar el calor, la autenticidad, el contacto directo con los otros, con la vida.  En este mundo donde la realidad se adultera a golpe de programas informáticos o de manipulación de los hechos, de las palabras; este mundo en el que  acabamos confundiendo lo que vemos, lo que nos presentan con lo que es realmente y ya no sabemos bien qué es qué, el teatro nos debería ayudar a recuperar la esencia de la palabra y del mensaje,  a enfrentarnos con pequeños trozos de vida. (Paradójicamente, en ocasiones,la realidad que nos “presentan” los medios de comunicación es mucho menos verdad que la realidad que vemos “representada” en un teatro.)
En un mundo en que nunca hemos tenido tanto acceso a la información como ahora y en el que cada día estamos más desinformados, el teatro,  la sobriedad  de unas personas sobre un escenario haciendo suyo un texto, nos debería impulsar  a recuperar, a robustecer, el sentido crítico- cada vez más debilitado- que nos permita desenmascarar esa realidad tan deformada . En este mundo en el que cada vez más nos comunicamos con signos, “mediaspalabras”, casi grafemas; en el que el lenguaje se empobrece y con él nuestra capacidad de pensar el mundo, el teatro nos debería regalar la posibilidad de disfrutar de un texto  cuidado y hermoso; y así, contribuir a  recuperar la necesidad de las palabras, de comunicarnos, de expresarnos con las palabras, de encontrar en ellas respuestas y de hacernos preguntas. En un mundo en el que las humanidades van desapareciendo porque no son rentables (no es rentable para el poder que aprendamos a pensar)  el teatro nos debería devolver, de alguna manera, todas ellas a la vez: la filosofía, el arte, la literatura.
El teatro que a mí me gusta, el que intento disfrutar, es el teatro comprometido que posibilita todas estas incursiones en un mundo más amplio, con más criterio, más rico y más lleno de comunicación y de belleza también.

Dos de las experiencias más profunda,s emocionalmente, que he tenido en los últimos tiempos es ver a dos actores al terminar la representación, completamente “conmocionados”, sin poder salir de su papel; absolutamente tocados por lo que acababan de hacer, de vivir, de hacernos vivir. Saludaban y seguían siendo el personaje conmovido y conmovedor que habían representado. Sonreían, daban las gracias, intentando ser la persona que eran y no podían desentenderse de la profundidad en la que los había instalado su personaje. Es difícil de describir. Tal vez alguien pueda tildarlo de poco profesional. Para mí fue el ejemplo más claro de que el teatro es vida. Quizá una vida más real, más auténtica que la propia vida real.

A veces la vida se hace soportable pensando que existen ciertas personas a nuestro lado y también ciertas posibilidades. Este teatro es una de ellas. Gracias a todos los que hacéis posible que podamos encontrar, todavía, esperanzas.




EL DOLOR

Posiblemente mucho de lo que hacemos, lo hagamos para huir del dolor. Desde que lo conocemos -¿podríamos recordar nuestro primer encontronazo con él?- tal vez, la vida se nos aparezca como una búsqueda de senderos que nos alejen de él, que nos proyecten a espacios donde el dolor quede fuera o se sienta en desventaja.
El dolor del alma es difícil de esquivar, una vez que echa raíces, solo queda remontar lo que lo provoca (si es posible); o intentar silenciarlo, mitigarlo, mientras nos acompaña sordamente cada minuto del día. Hay que aprender a vivir con él, a que no invada los otros espacios de la vida y los anegue, dejándonos imposibilitados para el disfrute.
Quizá el arte, escribir, leer, el teatro, hacer teatro, ir al cine, estar con los amigos, salir a pasear, aprender algo nuevo, tomar un café, escuchar una música… no sean sino simples intentos de conjurar ese dolor que tantas veces nos acompaña, impertinente.


Pero hoy confecciono este hilván al hilo del dolor físico, el dolor del cuerpo. “Hay situaciones en la vida en las que nuestro cuerpo representa todo nuestro ser y nuestro destino” escribe Jean Amery. El dolor  que no cede, que no entendemos por qué insiste en no desprenderse de nosotros. El dolor del cuerpo te reduce, te cerca, te imposibilita. Nada resulta más prioritario que dejar de sentirse mal, recuperar la salud, volver a tener la energía, la vitalidad, que te han abandonado. Todo lo demás se nubla en esa incapacidad que te bloquea, que te impide hacer lo que hacías, ser quien eras.
Dicen que la actitud frente a las desdichas es fundamental y que echarle ganas de luchar, ayuda a vencer. Tal vez, ahí, en algún resquicio de coraje o de rebeldía podamos acudir al arte como medicina, como vitamina para recobrar la esperanza y con ella, las fuerzas para querer ganar y conseguirlo. Aunque en múltiples ocasiones se tire la toalla y el único refugio sea la desesperación y la tristeza. Un fuerte empujón para quien están en esa situación y sienten que es una lucha en solitario.
Vivir es doloroso, mirar a nuestro alrededor es doloroso porque la injusticia, la desigualdad, la impunidad, el abuso, el sinsentido, el dolor de los otros es un paraje que aparece en cuanto quieres mirar un poquito más allá. El arte puede aparecer como un camino. A veces simplemente como huida. Una evasión que nos permita olvidar, engañados por unos minutos, que el dolor está ahí. Otras veces, al sentir su armonía, su equilibrio, la serenidad y emoción que te produce, sientes que otro mundo es posible dentro de este, que hay mucho más que dolor en la vida, que merece la pena disfrutar de las cosas hermosas y, así, renovar el impulso que te permita continuar. Y otra veces, el arte nos ayuda a pensar, a entender mejor eso mismo que nos duele. Comprenderlo, meditarlo nos ayuda; si no a superarlo, a combatirlo, al menos; para saber dónde estamos y qué más “podemos”.









LITERATURA PARA CAMBIAR EL MUNDO

Siempre he necesitado escribir para explicarme el mundo, para entenderlo y entenderme. Para intentarlo. No era una opción, una posible travesía. Es la única.
Pensé que para la mayoría de la gente esto sería así también, que todo el mundo sentía la pulsión de entregar en un papel lo que nos compone y nos desbarata. Pero no lo es.
Si un libro, un poema, una frase pueden determinar una vida me atrevo a desear que la lectura, la escritura sean uno de esos resplandores que nos alumbran hacia un mundo mejor, diferente. Quizá solo sean una de las eventuales sendas. Probablemente, eso sí, la más hermosa.
Escribir. Escribir y también leer. Entonces ¿puede cambiar la literatura el mundo? ¿Puede la ficción desentrañar la realidad, entrar en ella a saco, iluminándola, sacudiéndola para que de ella se desprenda lo que oculto no veíamos? ¿Es una vía de transformación? Nunca he aprendido nada mejor que cuando lo transito en la ficción. Ningún ensayo, ningún sesudo estudio ni minuciosa estadística me han enseñado más sobre algunas realidades que un buen texto de ficción donde involucrarme   en las peripecias de los personajes y, sintiendo como ellos,  acercarme a esa otra realidad que nada tiene de ficticia.
Desde que descubrí esto, que no todo el mundo encuentra este asidero, lo disfruto como un regalo que la vida me ofrece. Un respiradero, la gatera por la que poder liberar las dudas, la confusión, el pasmo, el dolor, los descubrimientos, los desalientos, la alegría,  los desencuentros, los encuentros, las decepciones, la ilusión, las heridas, el destello de felicidad…Dejarlos fluir y recibirlos de nuevo vestidos de palabras, más precisos, menos punzantes. Aceptándolos y asumiéndolos con más luz para afrontarlos con más determinación, si hiciera falta.



INADAPTADOS
Leyendo la propuesta del foro para el viernes 8 a las 17:30, El inadaptado de Jens Lien (cine. 2006) me encontré pensando que ese mundo de ficción “desalmado” (sin alma) y frío no difería mucho del mundo en el  que vivimos. Es más, casi lo mejoraba.
Cuando hilvano esta columna no he visto la película todavía, pero leyendo su sinopsis no puedo más que sentir al protagonista muy cercano  y sentirlo casi aliviado desde ese otro lado del espejo.
Este mundo que se nos presenta inhumano, sin pasión, es el mundo en el que vivimos. En el que se ha disfrazado a los sueños como logros económicos, como éxito social. En el que el amor por el trabajo bien hecho, el amor por aprender, el deseo de ser no valen nada si no se cuantifican en rendimientos, beneficios, intereses. En el que no sabemos bien qué comemos y en el que disfrutar de la comida se ha convertido en una lucha sin tregua, de recuento de calorías. En el que una imagen, artificial, (cirugías estéticas, photoshop..), vale más que cualquier realidad. En el que el amor se diluye en la rutina, y se acepta casi como convención social. En el que las relaciones sociales, las relaciones personales, se convierten en meras transacciones de mensajes vacíos cuando no, en diálogos simulados, impostados. Donde se habla sin decir nada y el corazón se encoge ante el árido desierto de palabras huecas que no van ni quieren ir a ninguna parte.
Y al parecer, ese mundo ficticio que nos presenta la película; ese mundo organizado, mecanizado, tiene la suerte de vivirse sin estrés, sin presión. Nosotros, por el contrario, además de respirar en el vacío, corremos sin descanso tras la zanahoria sin realmente pensar si realmente la queremos o quién nos la azuza y por qué. Somos unos inadaptados perfectamente adaptados sin saberlo o sin quererlo saber.



Experiencias como las del Foro, nos demuestran que hay gente valiente dispuesta a buscar algo diferente. Experiencias como las del Foro,  nos alejan de ese mundo irreflexivo, impuesto, infrahumanizado, para reunirnos en un espacio de emociones y de encuentros; de reflexiones y de contrastes, donde sólo es posible pensar, compartir y sentir; y así, crecer. Crecer como personas críticas y darnos  calor y esperanza en medio de un mundo frío, cruel, injusto y poco comprometido.
Tal vez, otro mundo sea posible si nos empeñamos en ello.




 LO POPULAR I 
Tal vez nunca el arte ha estado tan disponible para todo tipo de público. Tal vez nunca el arte sido más accesible para el pueblo. Vamos a dejar a un lado las posibles discusiones sobre la definición de arte en las que entraríamos en bucle posiblemente, estamos reflexionando sobre el llamado arte popular. Cada vez la gente tiene acceso a las expresiones artísticas de manera masiva. Exposiciones de todo tipo, representaciones teatrales y cine de libre acceso en centros culturales y diferentes organismos; conciertos de música clásica y de música actual, conferencias... El muestrario en amplio. Es decir, de ha dado la posibilidad de disfrutar de, arte a la mayoría de la población. Bien, aparecen varias cuestiones aquí: ¿esta situación nos permitiría hablar de que el arte es , en general, popular? Y otra quizá más interesante ¿cuál es el objetivo de las instituciones, de los organismos, del poder, al hacer del arte un "producto" de consumo popular?

Intentar reflexionar sobre estos temas, nos lanza inevitablemente a una espiral de interrogantes que darían para más de lo que aquí pretendemos. Por ejemplo, hasta que punto no se trata de intentar confundir y hacernos pensar que todos somos uno y lo mismo. O de que manera nos congraciamos con esas fundaciones que se benefician de esa labor social para lavar otras actividades  y se convierten en corporaciones socialmente reconocidas.
Creo que esta política cultural promociona el arte como producto de consumo, que distrae de la realidad y atrofia el sentido crítico. El arte popular sería el hecho para el pueblo o hecho por el pueblo. Es el que permite a la mayoría entender el mundo en el que vivimos y nos ayuda a cuestionar, a pensar , a entender, a emocionarnos, nos ayuda a superar las condiciones que nos determinan de manera injusta sin necesidad de una elaboración intelectual previa. El arte que nos invita a mirarnos en el y vernos en un juego de espejos que nos llevan a ver más allá.Y por supuesto es el arte hecho por el pueblo, por las personas de a pie, con una intención estética en la que expresar necesidades, anhelos. Al hacer se integra en la vida y acaban confluyendo.
Justamente ahora que el pueblo se siente abandonado, perdido, engañado, necesitamos de un arte hecho por y para nosotros, que nos produzca un escalofrío de emoción al tiempo que nos permita entender dónde estamos y hacia dónde podemos ir. Os dejo con un ejemplo, un clásico que sigue haciéndonos temblar de emoción y de rabia. Quizá sea eso lo que más necesitemos ahora

Ayer amaneció el pueblo
desnudo y sin qué ponerse,
hambriento y sin qué comer,
el día de hoy amanece
justamente aborrascado
y sangriento justamente.

Miguel henandez


LO POPULAR II
Hablamos del arte como nos gustaría que fuera, del arte que podría abrir un canal diferente de referencia y de acción. Una nueva vía para pensar y canalizar lo que de otro modo no es fácil transitar, más en estos momentos.
Sin embargo, la realidad aparece muy diferente. desconsoladoramente diferente. Si echamos un vistazo a las representaciones artisticas más frecuentadas podemos llegar a la conclusión de que lo que la gente demanda masivamente no es un arte reflexivo que nos ayude a entender el mundo en el que vivimos, que nos ayude a ver qué hay más allá de lo que parece que nos quieren hacer ver. Las películas, las obras de teatro,las exposiciones  más demandadas son las de evasión. “ La gente necesita y más con lo que está cayendo, olvidarse de sus problemas y reirse”, escuchamos frecuentemente como publicidad de esos eventos. Parecería que nada se puede hacer y que solo en la evasión podremos descansar de lo que nos ha tocado vivir. Como si no hubiera que pedir cuentas, ni hacerlas ni pensarlas. La risa como catarsis vacua. Autentica gimnasia facial que nos ayude a olvidarnos de las penas. No a superarlas, no a  entender de dónde vienen o por qué. En esta tarea, las peliculas americanas (estadounidenses) cumplen un gran papel: los malos son los otros y nosotros, no se nos olvide, estamos con los buenos.
Baste mencionar dos ejemplos de esto que decimos. Una pelcula en la que el protagonista es un oso de peluche (impresentable) TED y la española más taquillera: LOS TORRENTES. Humor fácilón, grosero, autocomplaciente.
Hay dos armas que funcionan a la perfección para inmovilizar y fortalecer el status quo: el miedo y la incapacidad para pensar. Este tipo de “arte”, de arte para masas cumple perfectamente ambas funciones. Enmascaran el miedo de forma que parece que no existe por unos momentos e impiden ir más allá de una realidad que se escamotea y disfraza. “Bastantes problemas hay ya en la vida real como para también llevármelos a una butaca”  Ya Napoleon y Hitler supieron muy bien cómo usar el arte en beneficio de sus propios intereses. Esperemos que términos como solidaridad, reflexión, y emoción nos ayuden a diferenciarnos de la masa sin criterio.









EL ARTE
Siempre me he hecho  preguntas que no dejan de inquietarme. Tendría que reconocer que casi he llegado a obtener una respuesta no muy alentadora: no hay respuesta para estas preguntas, si no es desde una perspectiva puramente personal.
¿Qué es el arte? Para mí arte es cualquier expresión humana que me emocione. Muy pobre, parece. Vacío de contenido. Pero ando más tranquila desde que un buen amigo me convenció de que es tan importante la reflexión intelectual como la intuición
Hilvano esta vez sin ningún hilo y sólo tengo preguntas. Van surgiendo unas de otras.
¿Belleza y estética son indisolubles?¿Todo lo que me emociona es bello, es estético? ¿El arte siempre es bello? ¿Qué entendemos por belleza?  ¿No existe para mí la belleza en lo que no me remueve, me estimula, me perturba de algún modo? ¿La estética está también en el contenido o sólo en la forma?¿Es sólo estético lo bello? ¿Puede haber en lo terrible, en lo feo, belleza? Aquí siento un escalofrío al recordar las declaraciones de un soldado estadounidense al contemplar el bombardeo nocturno al que estaban sometiendo a Irak en la primera guerra del golfo, como un espectáculo de luces de gran belleza. ¿Nos puede alejar lo estético de la realidad? ¿Puede hacernos ver la realidad deformada?

En medio de estas reflexiones siempre recuerdo películas de una dureza casi brutal tanto en el contenido, como visualmente: La cinta blanca de Michael Haneke y Anticristo de Lars Von Trier. Ambas me parecen una obra de arte fotograma a fotograma, en particular la película de Haneke. Es una película en blanco y negro de una belleza abrumadora: cada fotograma parece un cuadro, de una belleza incontestable.

La estética, para mí, conecta directamente con el corazón. La  belleza me lleva a la emoción, la emoción a la reflexión desde otra óptica, la reflexión a la toma de conciencia. No hay arte (ni belleza) sin corazón.

(Nada me gustaría más que saber la opinión sobre todas estas reflexiones, de los estáis leyendo esta columna. Sería la única forma de ir hilvanando con algo de hilo)




LA LENGUA
"Los locos son más sensibles a las catástrofes” y logran verlas venir. Esta frase que forma parte de la obra La lengua madre (texto de Juan José Millás), quizá nos ayude a componer y entender al personaje que da vida Juan Diego, en un monólogo brillante y protagonizado por las palabras. Se trata de un conferenciante, mayor,  de verbo reposado, contenido; que reflexiona sobre la lengua. Se mueve entre lo cómico, lo ingenuo, y la tragedia del que se siente amenazado y ya casi, herido de muerte. Esa montaña rusa de reflexiones que nos llevan desde la carcajada al llanto, solo hablando de palabras, tal vez únicamente cobra sentido si entendemos a ese venerable, inocente y peculiar hombre, como un” loco” sensible . A través de un viaje por el diccionario, iniciamos un viaje por la vida del personaje,en la que las palabras han formado y conformado su visión del mundo. El pasado nos aparece, así, hilarante y distinto. El presente, y lo que es más inquietante, el futuro se nos muestran como una estafa dolorosa contra la que deberíamos ponernos a salvo defendiendo las palabras. Se nos alerta de cómo el poder manipula el lenguaje y así, avanza en la manipulación de la realidad, de la vida, de nuestra concepción del mundo. Somos palabra, parece decirnos; y nos están destruyendo, vaciando, ensuciando.

Con una puesta en escena simple (una mesa, una silla, una jarra de agua y un vaso, unos papeles) sobre un fondo rojo que cambia de tonalidad, Juan Diego, llena un escenario con una interpretación soberbia. Nos hace pasar de la risa, la sonrisa o la carcajada al nudo en la garganta. Pero entendemos que el humor que nos transmite está traspasado continuamente de un sentimiento de pérdida, de derrota, de dolor. El dolor de sentir que algo muy íntimo ha sido violado impunemente: la palabra, y todo lo que ello conlleva.

Es una interesante reflexión sobre la lengua como un ecosistema que sufre, como un bien común que nos conforma y determina. Como una herramienta para comprender el mundo que están pervirtiendo, destruyendo. Y en esa perversión podemos intuir la catástrofe que ya estamos viviendo. Hemos dejado que nos engañen (también y sobre todo) con el lenguaje y caemos cada día en “trampas verbales al servicio de oscuros intereses”.

El personaje nos pide perdón por compartir su angustia, “una angustia que nos atenaza a todos” y nos anima desde el escenario a defender la palabra como algo nuestro que nos ayuda a pensar, a entender, a ser críticos y a reaccionar. Porque como dijo Juan Diego, emocionado, al despedirse: “Nos queda la palabra”. Todavía.





Odio a los indiferentes
Antonio Gramsci · · · · ·

29/04/07


Hace ahora 70 años, el 27 de abril de 1937, moría Antonio Gramsci en un hospital penitenciario, apenas 6 días después de haber recobrado formalmente la libertad, tras cumplir, en situación penosísima, más de 10 años de cárcel de los más de 20 a que le condenó un tribunal mussoliniano. Acaso sea Gramsci hoy, junto con Walter Benjamin, el clásico del socialismo marxista más grotesca e ignorantemente manipulado por unas “humanidades” académicas franco-norteamericanas olvidadizas de la historia del movimiento obrero europeo. Para conmemorar su muerte -dada a conocer al mundo por las emisoras de radio de la Barcelona revolucionaria- hemos elegido un característico textito suyo de juventud (publicado por vez primera el 11 de febrero de 1917 e inédito en castellano) que, entre varias otras, tiene la virtud de no ser fácilmente pasible de manoseo pseudoacadémico.


Odio a los indiferentes. Creo que vivir quiere decir tomar partido. Quien verdaderamente vive, no puede dejar de ser ciudadano y partisano. La indiferencia y la abulia son parasitismo, son bellaquería, no vida. Por eso odio a los indiferentes.
La indiferencia es el peso muerto de la historia. La indiferencia opera potentemente en la historia. Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad; aquello con que no se puede contar. Tuerce programas, y arruina los planes mejor concebidos. Es la materia bruta desbaratadora de la inteligencia. Lo que sucede, el mal que se abate sobre todos, acontece porque la masa de los hombres abdica de su voluntad, permite la promulgación de leyes, que sólo la revuelta podrá derogar; consiente el acceso al poder de hombres, que sólo un amotinamiento conseguirá luego derrocar. La masa ignora por despreocupación; y entonces parece cosa de la fatalidad que todo y a todos atropella: al que consiente, lo mismo que al que disiente, al que sabía, lo mismo que al que no sabía, al activo, lo mismo que al indiferente. Algunos lloriquean piadosamente, otros blasfeman obscenamente, pero nadie o muy pocos se preguntan: ¿si hubiera tratado de hacer valer mi voluntad, habría pasado lo que ha pasado?
Odio a los indiferentes también por esto: porque me fastidia su lloriqueo de eternos inocentes. Pido cuentas a cada uno de ellos: cómo han acometido la tarea que la vida les ha puesto y les pone diariamente, qué han hecho, y especialmente, qué no han hecho. Y me siento en el derecho de ser inexorable y en la obligación de no derrochar mi piedad, de no compartir con ellos mis lágrimas.
Soy partidista, estoy vivo, siento ya en la consciencia de los de mi parte el  pulso de la actividad de la ciudad futura que los de mi parte están construyendo. Y en ella, la cadena social no gravita sobre unos pocos; nada de cuanto en ella sucede es por acaso, ni producto de la fatalidad, sino obra inteligente de los ciudadanos. Nadie en ella está mirando desde la ventana el sacrificio y la sangría de los pocos. Vivo, soy partidista. Por eso odio a quien no toma partido, odio a los indiferentes.
www.sinpermiso.info, 27 abril 2007





Es difícil no sentirse apelado al escuchar o leer este artículo que casi cumple ya cien años. Parecería un texto escrito ayer  y tiene ahora tanta fuerza y es casi tan necesario como lo era cuando fue escrito. Quizá es ahora cuando más necesario es. En un mundo de medias tintas, de manipulación y desvirtuación del lenguaje y de la política, de escamoteo de la realidad y de sus imbricaciones; en un mundo de lo políticamente correcto y lo inmoralmente aceptado, necesitamos mensajes claros, contundentes y que nos interpelen tan directamente como éste lo hace.
Nos quieren hacer creer que nada diferente es posible, que el engranaje se mueve por fuerzas poderosas e indeterminadas (mercados financieros, por ejemplo) que se rigen por leyes inmutables e inmejorables ante las que nada se puede hacer, y que es este sistema del  que formamos parte, el único posible. Parece que no podríamos hacer nada frente a estas leyes ignotas que crean y destruyen mundos sin más posibilidades. Parece que ante lo indeterminado e inevitable no hay cabida para la acción y el compromiso. Nos han hecho pensar que si el engranaje se fisura o se desmorona, peligra la humanidad. Así que, inmersos en el miedo que han sembrado, que cada día se encargan de alimentar, nos quedamos inmóviles, bloqueados; esperando que esas leyes que nos rigen nos pasen rozando, sin grandes consecuencias personales, hasta que el sistema se equilibre. El miedo impide pensar, impide ver más allá.
Por eso, este texto es imprescindible hoy. Porque ayuda a entender el lastre que supone no pensar, no actuar, no comprometerse por cambiar esta manipulación y abuso permanente. Y Gramsci lo expresa tan bien, tan claramente, que después de leerlo o escucharlo es imposible no estar de acuerdo con él y no cambiar mínimamente de perspectiva. Es un texto que golpea, despierta y nos hace vernos a nosotros mismos como parte del problema y, esto es lo interesante, como parte de la solución.






La primera entrada de este blog

 Cada día me surgen ideas, reflexiones, impresiones, emociones...que voy almacenando en mi interior con la necesidad de salir, de expresarse, de tomar cuerpo y sentirse con claridad. Para ello siempre necesito la escritura. La palabra escrita, siempre. Y ahora que ya no sé dónde guardar tanto cuaderno y que, con frecuencia, pierdo mis impresiones en hojas que no sé dónde están o en cuadernos que ya no identifico, me he decidido a crear este espacio donde poder recoger ese concierto de voces que, a menudo, me acompañan con necesidad de salir de mí.  


Mi amigo César de Vicente también es responsable de este intento. Gracias a él participé en la publicación de una columna en un boletín y gracias a él sentí más que nunca esta necesidad de pensar en voz alta, hilvanando impresiones con el hilo de la palabra escrita. 


Este diario nace, pues, como necesidad personal y como otra forma de encontrarme conmigo, con el mundo, a través de la palabra.Incorporaré aquello que me agita y que  logro digerir y descifrar mucho mejor al escribirlo, al pensarlo puesto en palabras.


  Bienvenidos.







Hilvanes

 Te encantaba el nombre de este espacio.

Te enfadaste cuando dejé de hacerlo público. Esa es otra lección que aprendí sin estar de acuerdo contigo. Lo común, una vez que es común, ya es de todo y "nadie" puede subvertir ese orden.                                    Por eso sigue siendo público. Por tu enfado. Por tu coherencia. No por la mía.                                             

Te habría parecido inaceptable la entrada anterior. Su caos, su falta de seriedad en la edición. A mí también. Me fue inmanejable.

Me pedías textos que te gustaban. Para publicarlos en otros foros. Como un favor. Y el regalo me lo hacías tú.

No encuentro otro sitio donde descansar y aquí estoy, dándote los buenos días. Sin ganas de salir de aquí ni de ti.

Te quiero. Te necesito.

Sigues conmigo

martes, 25 de enero de 2022

Su amiga del Alma. Porque no me cabe en el cuerpo lo que ya sé

 El mundo se ha caído y no lo sabe.

Lo sabemos quienes te conocimos y a quienes la vida se  nos ha quedado, para siempre, mutilada porque el mundo se ha caído.

Como un Atlas, único, generoso, a contracorriente, fiel, incansable, íntegro...lo sujetabas y el viernes se cayó para siempre.

Lo sostenías para tantos... Sabías de la necesidad de crearlo y lo hacías. Creabas mundo para los demás y para hacerte vivible este en el que no encajabas ni querías encajar.

Pagabas un precio muy alto. Tú para quien las cosas no tenían precio, sólo valor, sabías que estabas pagando un portazgo enorme por vivir coherentemente, de la única forma que sabías hacerlo. Has pagado con lo único que realmente te pertenecía. La propia vida.

Estoy aquí para estar cerca de ti.                                                Todavía no me creo que podamos seguir adelante sin ti. Porque sé que esta mierda de mundo, esta vida absurda, no se sustenta sin ti. 

Estoy aquí para aullarle al mundo -que no lo sabe- que sin ti, es mucho menos respirable. Mucho menos vivible. Mucho menos hermoso y mucho más frío e inhóspito.

Ni siquiera esto  ayuda. ¿Qué podrá hacerlo? 

Pero que el mundo lo sepa: se ha caído de manera irreversible.        La orfandad para los que te queremos será insoportable el resto de nuestras vidas.

 Y yo, que quiero creer que nos podremos encontrar en otro tiempo y otro espacio, y que necesito pensar que la muerte será otra puerta hacia otra posibilidad, sé, ahora lo sé, que no será así. Y que nunca más podré recibir unos de esos abrazos en los que descansaba todo mi sensintido, en los que recuperaba pie y sabía que podía seguir adelante. En los que vivía plenamente el significado de la palabra amistad. Cuánto amor sembrabas en cada abrazo...

Hace mucho que no los tenía. Podía vivir sin ellos sabiendo que estabas ahí, repartiéndolos por el mundo.

Lloro y escribo y nada me reconcilia con este dolor y con el dolor de no haberte tenido hacía ya demasiado tiempo.                                  Me gusta pensar que el destino ha querido ser amable conmigo para robarme tu compañía estos últimos años y que no me precipitara al desgarro de perderte de una vez, a bocajarro. Y para que  este vacío inclemente sea una simple pesadilla inasumible, no un precipicio de ausencia insoportable.                                                                                        El destino nos alejó para que yo pudiera aprender a vivir sin tu presencia en mi vida. Nada podría haberme preparado para vivir sin tu presencia en el mundo.No sé si algún día lo estaré.                               Me duele no haberte saboreado más en los últimos tiempos pero tengo la certeza de que nada en nuestro amor había languidecido. A pesar de los desencuentros (otro oxímoron en mi vida), casi hueros, que nos" distanciaron".                                                                             Tú me lo explicabas pacientemente: el amor no tiene tiempo ni espacio. Y a esa idea. inconcebible para mí, me aferro con desesperación.                                                                                       ¿ Cuántas veces he pensado en ti y en lo que pensarías de mi última vida.¿Podría afirmar, sin vacilación, que cada día estabas en mi pensamiento?                                                                                                     Cuántas veces sentí que mi conformista egoismo no se merecía el bravo aliento luchador de tu amistad.                                                                                 

 Y vuelvo a estas líneas como si fueran un código secreto entre tu ahora y la nada entre la que braceo desde hace dos días. Porque lo es. Porque tú me descubriste que lo era. Que la palabra sanaba, reparaba, construía, tendía puentes, rompía esquemas, tejía redes.                        Tú, inopinadamente, amabas mi escritura. Tú, que detestabas la literatura masturbatoria del yomímeconmigo, me animabas a escribir y te emocionabas con algunos textos. Y eso para mí fue tan impactante como revelador. No lo sé, pero es probable que a ti te deba este regalo de la vida que es mi necesidad de escribir.Por todo el amor que pusiste en ella y que yo no descubrí hasta que no lo iluminaste con tu admiración y apoyo. Gracias. Te debo tanto...

Y aquí llevo dos días, enredada en mil recuerdos que me llevan a ti , me conectan contigo con el corazón cuajado de pena y de amor. Sólo encuentro algo de paz entre estas líneas. Contigo.                             El hilvan más doloroso e infinito que nunca más voy a tejer.


"No sé si quiero vivir en un mundo sin él", repetía yo cuando me llegó esta bomba de racimo al corazón. Como una letanía. No sé si podré.                                                                                                                          ¿Cómo despedirse de alguien como tú?                                ¿Cómo despedirme de mi amigo del alma?                              ¿Cómo continuar sin alguien como tú, con todo lo que eras?

Eras una mente prodigiosa. Un descubridor de mundos y de estelas. Eras un intelectual  honesto y comprometido.                                  Eras un hombre valiente, desaforado a veces porque no te permitían los foros donde poder gritar la verdad que encrespaba esta sociedad idiotizada por el dios dinero.                                                                         Creías en lo que creías y eras incombustible pero quemabas. Quemabas de verdad, de justicia, de honestidad, de pura coherencia.

Eras un hombre íntegro y eras un niño, preguntando evidencias. Emocionado ante pequeños tesoros. Perdido en mundos transitados por todos. Sin recordar el nombre de los parentescos (quizá porque para ti la familia era la amistad), sin querer salir en las fotos, sin querer celebrar los cumpleaños ni las fechas impuestas... Un niño admirado por una piedra bonita o un color divertido.                                               Cualquiera que haya sido bendecido por la sonrisa de tu mirada, sabrá del niño del que hablo.


Eras un maestro sin pretensión de serlo. 
Aprendí pilares fundamentales a tu lado.                                              Aprendí qué es estar alienado y aceptarlo vilmente.                 Aprendí que la cantidad no desdibuja la calidad y que más vale uno auténtico que mil porquesí.                                                        Aprendí que lo que se hace con convencimiento y pasión tiene valor en sí mismo, independientemente de los resultados.                             
Aprendí que todos podemos aprender de todos y no sobra nadie.    Aprendí la belleza y la necesidad de lo humilde.                      Aprendí la coherencia y la verdad.                                              Aprendí que hay más mundos y que si no nos gustan hay que inventarlos.                                                                                Aprendí que cada acto  es un acto político. Lo sepamos o no. Lo queramos saber o no. Lo queramos o no.
Aprendí que el amor verdadero es inalterable a pesar de nosotros mismos. 

He leído por ahí que también eras el único comunista que quedaba. No de boquilla. Auténtico, en tu forma de vivir. De compromiso con la realidad insoportable.                                                                           A los que no te conozcan y a aquellos a quienes les da miedo la palabra comunista, quiero decirles que tú también luchabas por ellos. Porque para ti la única lucha posible era por "lo común". Sabías que si nadie sostenía lo común, nos caíamos todos. Incluso los que lo ignorabamos e ibamos por la vida como si fuera una selva inevitable. Lo común era tu meta. Cuidarlo, sostenerlo, crearlo. Y lo conseguiste. Sin vender tu alma al diablo, nunca.                                             Las has pasado putas pero has ganado. Incluso perdiendo la vida, la has ganado. 

No todo el mundo puede decir que realmente ha vivido cuando se va. Tú sí. Es tan así que no me caben en el cuerpo ambas palabras juntas.

Muere Cesar de Vicente

 Un oxímoron clavado a traición en el vacío que dejas,  en la tarde de un viernes, no lejos del mar que tanto amabas.


He dormido abrazada a una foto de hace casi 40 años. Una foto que tú me hiciste y que me diste. Una foto en la que salgo yo y parte de ti. El único objeto que tengo tuyo en estos momentos.

  Nunca entendí por qué decidiste que querías ser mi amigo. MI amigo del alma.                                                                                                Yo, una niña perdida, completamente ajena a tu mundo de principios inquebrantables, de lucha constante y de creación sin tregua.                                                                                                                    Lo decidiste. Hace casi cuarenta años. Como una intuición. Y me buscaste y supiste incluirme en ese mundo que ahora ya no está. Yo, despistada, sin entenderlo del todo, te seguía admirada, deslumbrada, perpleja. Y siempre fue así.                                    Nunca te entendí del todo y nunca entendí tu admiración y amor incondicional hacia mí. Nunca entendí cómo podía yo darte a ti ni una porción de todo lo que tú me prodigabas.

Nunca entendí el misterio de que me tuvieras entre tus amigos. Tu amiga del alma... Te la entregaba, es cierto. Posiblemente nadie me conozca como lo hiciste tú. Pero era tan pobre, tan mezquina a tu lado que no entendía cómo la amabas y la cuidabas.                                           Cómo podía ser yo la amiga del alma de un ser tan especial , tan complejo, tan único e irrepetible. Tan milagrosamente tú.

                     Siempre encontrabas tiempo para mis miserias (te enfadarías al escucharme decir esto) .                                                                    En tu mundo de mil ocupaciones, compromisos, sin horas para dormir, siempre estabas para mí.                                                                  Frecuentemente después de nuestros encuentros, yo me iba revuelta, inquieta, esperanzada.                                                                                            Esperanzada de amor y de agradecimiento. A ti. A la vida por tenerte a ti.                                                                                                        Revuelta e inquieta porque era incapaz de seguirte, de comprenderte del todo y sentía mis contradicciones, mi falta de compromiso con la verdad y la honestidad intelectual , como una sombra lacerante.

 Estar a tu lado era inevitablemente un espejo. Y tu honestidad, tu inabarcable compromiso para mejorar este mundo y transformarlo justamente, destapaba los sobornos a los que los demás nos sometíamos para vivir más cómodos y aborregados. 

Hablo por mí. Y por mi falta de coraje y de herramientas para tirar a tu lado de ese carro pesado y luminoso al que nunca abandonaste ni para descansar y en el que nos acogías siempre con una sonrisa que podía convertirse en un látigo de realidad que nunca escatimabas.                      Ese carro construía mundo y nos permitía, a los que intentábamos no perderlo, creer que era posible otro mundo mejor y más humano. Y lo considerábamos así porque, en él, lo era.                              Todavía no me creo que ya no estés ahí, tirando de él. Y el carro no sé si lo sabe, pero se ha esfumado al saberse solo. Sin ti. Será otra cosa. Pero no ese rincón de reflexión, de entrega pura, de esperanza y justicia posible. En pequeñas dosis. Minúsculos sorbos que me atragantaban el corazón y espoleaban mi mente y mi alma. 

Y tengo miedo, terror a descubrir, como intuyo, que no supe estar a la altura de tu amiga del alma. Así me llamabas. Y ahora, comprenderás, comprendo, que te la has llevado. La parte más auténtica y valiente de mi alma. Como tú.


Escribo para respirar pero ninguna de las dos cosas me permiten asumir que ya no estás.                                                                      No puedo, no quiero. no sé.

Todos los que te queríamos sabemos que te dejaste el corazón en sobrevivir en medio de tanta podredumbre. En sobrevivir dignamente, de acuerdo a tu manera de entender el mundo. Siendo coherente y ayudando a los demás a serlo mínimamente.                            Te has dejado el corazón sostiendo un mundo que te hería y al que tú le dabas sentido y mejorabas.                                                             Te has dejado el corazón de pura fuerza para seguir adelante, sin desfallecer ante lo que se imponía, manteniendo en pie tus principios que eran tu corazón.                                                                                      Tu corazón no ha podido más de tanta lucha, de tanta luz, de tanto intentarlo. 

Viviste pleno de conciencia, ávido de verdad y de lucha.               Sólo le pido al destino que te fueras fulminado, sin visos de esa conciencia que te hacía analizarlo todo, desnudarlo, transformarlo, enriquecerlo.                                                                                                  Sin tiempo para advertir que ese dolor no podrías superarlo, que esa batalla estaba perdida.                                                                         "Si no le diste una oportunidad para remontar, ten la grandeza de habertelo llevado sin sufrimiento. Te lo pido con rabia: ten compasión y haznos saber que fue así, para poder perdonarte. Algún día".

    Ahora a ver qué hace el mundo caído, destartalado, sin nadie como tú que lo pegue a trocitos y lo vuelta a inventar y cree espacios de encuentro, de calor, de esperanza, de reflexión y de cambio.

A ver ahora qué hacemos sin ti. 

Sin tus abrazos.

Sin tu calor.

Sin tu alegría.

Sin tu generosidad.

A ver qué hago yo para aceptar que no estarás nunca más esperándome.                                                                                             De momento sigues aquí y te tengo mirándome desde la calle al balcón de mi casa, al lado de tu moto, mientras me esperabas.           Y te tengo aquí, apoyado en tu brazo, escuchándome atentamente con los ojos brillantes de alegría.                                                       Te tengo aquí en esta dentellada en la que se ha convertido mi alma, a mi lado. Muy cerquita.                                                                     Te tengo aquí y nada nunca volverá a ser lo que era, mi amigo del alma.                                                                                                              Pero te juro que siempre estarás aquí, a mi lado, hasta mi último aliento. El último aliento de mi alma que te pertenece.


tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.


Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

...
.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta

...

A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.


Te quiero. Te necesito. 

Muere Cesar de Vicente


César de Vicente Hernando


Su voz


.