jueves, 20 de junio de 2013

Desarraigo


 45,2 millones de refugiados. Para entender este número desmesurado y frío, podríamos pensar en toda España desplazada, fuera de su casa. Sin casa, sin raíces, sin olores, sin paisajes, sin familia, sin amigos...sin la posibilidad de volver a ellos. Con miedo, con rabia, con tristeza, con desesperación. Sin entender, sin saber quiénes son, sin sentirse aceptados, parte de algo. Mutilados,
desarraigados, rotos,convertidos en fantasmas que nadie quiere ver y  que a nadie le preocupan. Intentando injertarse en otros mundos, otros olores, otros paisajes, otras lenguas, otros corazones. Pero sabiendo que ya nada será igual y que ellos serán otros.Obligados a ser otros.

Siempre que siento que no tengo fuerzas, que no puedo seguir adelante, vuelvo a mi casa, a mis cosas, a mi refugio. Allí, el calor de todo lo que soy me devuelve la serenidad y la energía para continuar. 
No puedo imaginar cómo es una vida en la que te niegan lo que más quieres, lo que te conforma y te sustenta. Sin la esperanza de poder recuperarlo algún día.