jueves, 9 de enero de 2014

Mis zapatillas mágicas

Este año los Reyes me han traído unas zapatillas mágicas. Son unas zapatillas azules preciosas. Aterciopeladas, confortables, suaves, dulces... unas "Platero" de zapatillas.


Pero también, son mágicas. Porque mis zapatillas además de llevarme a un mundo cálido y acogedor; además de reconfortarme al llegar a casa, hablan. Mis zapatillas hablan y me han dicho un montón de cosas importantes. Cosas que yo no sabía entender ni ver y que ellas me han aclarado con tan solo llegar hasta mí. 

Mis zapatillas mágicas me han dicho que mi hijo no es el niño egoísta que solo piensa en él. Me han dicho que es generoso y quiere complacer. Y por eso la mañana antes de Reyes, se puso el despertador, se levantó antes que nadie y se marchó a pie y en metro a comprar una sorpresa para nosotros.

Me han dicho que mi hijo piensa en mí, en lo que podría gustarme y,además, acierta. Porque como me han dicho mis zapatillas, mi hijo me escucha y por eso, sabe lo que me gusta y lo que puede hacerme feliz. Sabe que me apasionan las sorpresas y los detalles. Y él me ha regalado todo eso hasta el punto de poner mi mundo del revés.

Me han dicho, pues, que mi hijo está pendiente de mí. Sabe mi número de pie, se molesta en comprobarlo para no fallar. Se fija en lo que necesito y quiere cubrirlo. Sin importarle el precio o sin regatearlo. Mis zapatillas me han dicho que mi hijo no se ha vuelto en el perfecto egocéntrico que parece a veces.Que sigue siendo el niño que no pide nada y está dispuesto a desprenderse de lo suyo para complacer a los que le rodean. Como era desde pequeño.

Me han dicho que me escucha y me quiere, que no me detesta.
Soporta mi mal humor, mi presión, mi continua recriminación ante su desidia que no comparto y me amarga la vida. Y tal vez no sabe cómo hacerlo mejor. Pero al menos no me odia como siento a veces y piensa en mí y piensa en mí con cariño. Es consciente de mi malestar y quiere ayudarme a superarlo. "¿Por qué crees que te ha regalado, junto con nosotras, esas sales de baño?" me dicen, entusiasmadas, mis zapatillas. Porque te ve agotada muchos días y lo siente y quisiera una vida más dulce para ti. Así me lo corroboró Raúl al abrir el paquete: "Para esos jueves en los que no puedes más. Para que te des un baño y descanses mejor".




Me han dicho que sabe organizarse y buscar lo que quiere.

Sabe renunciar a sus preferencias para sorprendernos y darnos una alegría.

Y me han dicho algo más importante. Que mi hijo me necesita. Me tiene en cuenta y soy importante para él. 

Y nada, nada en este mundo podría haber sido más relevante para mí. Ningún otro regalo me podría haber emocionado tanto y hecho tan feliz. Un vendaval de emociones me llegaron con las zapatillas más lindas del mundo.Y me cambiaron la vida.

Siempre ha sido un día especial para mí, pero este día de Reyes ha sido único. Porque he recuperado, completamente emocionada, la alegría de vivir; y he comprendido un montón de cosas que malinterpretaba y no podía ver y que me hacían mucho, mucho daño. Lo que veo no es lo que es y tengo que aprender a traducir el día a día en otra clave. Más amable, con más confianza y amor. Y lo estoy consiguiendo porque cuando se me olvida y vuelvo al lenguaje de la frustración y el desencuentro, acuden a mí mis zapatillas y me ayudan a traducir todo eso que me enerva en clave de consideración y respeto. Porque he sentido eso con ellas: que me consideran, me respetan y me quieren . Y llevaba mucho tiempo sin sentirlo así, sin saberlo ver.

Mis zapatillas son mágicas porque me hablan. Y porque me han ayudado a recuperar a mi hijo, que siempre ha estado ahí paciente, generoso, amable pero que yo no podía ver ofuscada en mi propios miedos e inseguridades. Quizá, como siempre, demasiado centrada en mis emociones, bloqueada sin poder discernir las de los que me rodean.

Mis zapatillas mágicas me han devuelto una parte maravillosa de mi vida que yo estaba ahogando en tristeza y desesperación y que siempre estaba ahí.


Mis zapatillas me hablan pero yo a ellas también y les he dicho algo que creo que ya sabían, como yo.

 Que Raúl es una persona maravillosa que está en plena adolescencia descubriendo mil cosas y sin forma de canalizarlas ni de saber cómo vivirlas; impedido para las menudencias que a mí me crispan y no acabo de transigir.

Que es generoso, como siempre ha sido; inteligente como solo las personas que se adaptan y saben relativizar, son. Nada protagonista ni ególatra. Consciente de lo que pasa en casa y activo en ello. 

Que no es rencoroso y sabe anteponer el cariño y el buen rollo, a la propia frustración y a la injusticia.

 Que quiere preservar su intimidad para no sentirse juzgado ni limitado, pero que en muchas ocasiones le gustaría contar con mi opinión y mi apoyo. 

Y yo no sé cómo decirles a mis zapatillas lo mucho que quiero a esta personita y lo necesaria que es para mí. Ojalá ellas puedan hacerle llegar todo ese amor que me desborda y que desde el dia 6 me llena los pulmones de alegría y de necesidad de estar con él.


Gracias, Raúl. Por ser como eres y por darme lecciones de todo tipo cada día. NO te imaginas el mundo que me has regalado ni en qué momento me llega.

Te quiero

Mamá