martes, 12 de abril de 2016

Un vaso no es un vaso

Un vaso es un vaso y un plato es un plato...
En medio de la planicie intelectual que nos gobierna estalla un vaso que demuestra que no, que un vaso no es un vaso
y que un simple dibujo hecho con un lápiz preside el mundo y lo mejora.
En el borde de ese vaso se cobija la luz y, en el cuadro entero, el hogar con sus pestillos y su poyete desde el que mirar a través de la ventana para descubrir el mundo o para protegerse de él. Y todo eso está ahí de la mano de Isabel Quintanilla. En el agua que medianea el vaso y que nos habla de quien lo bebió o la beberá. En las sombras que reflejan la vida. En el perno que falta y que sin estar, nos cuenta la vida de esa ventana y de la mano que la abre. Un vaso no es un vaso es un mundo y somos todos. Algo tan simple y a la vez tan hermoso. Tan escueto y tan estruendoso.
Un vaso no es un vaso. Solo hay que saber mirar y descubrir en él la belleza de la humildad y el palpitar de la vida.


La exposición  Realistas de Madrid
es como abrir la bolsa de botones de mi madre y zambullirme en ella.Como si la bolsa entera llena de verdad y de nostalgia estallara, cálida, en mi corazón con el traqueteo de la Sínger acompasando las melodías y voces de Radio Intercontinental que eran, ambas cosas, la banda sonora de mis tardes de infancia al lado de mi madre.

Es una exposición pequeña pero llena de universos en los que entrar y perderse.


Caminas y te estallan unas granadas
en la mirada y no sabes qué hacer con ellas. El cuadro está tan lleno de tanto... Ese plato de duralex reflejado de manera imposible, la pared sombreada que lo flanquea, la luz reflejada en esos frutos...

Isabel Quintanilla te traslada a la pura intimidad de una fruta, de una luz, de un escritorio...

Casi te sientes dentro del cuadro
y al mismo tiempo el cuadro te desnuda y te muestra algo muy profundo de ti










O nos deja asomar por su estudio
y la ternura y la emoción de la sencillez se hacen pintura de la pintura. 
Las ventanas nos enseñan y protegen. La luz que nos acaricia nos instala en ese ambiente personal y hermoso.





Hay más ventanas en esa exposición. Te asomas por ellas pero realmente quieres permanecer al otro lado. Al lado del calor del hogar, del recogimiento y el descanso. Ventanas golosas de intimidad y sosiego.



El arte enseñando a vivir, a descubrir las cosas importantes.
Como, por ejemplo, que un vaso no es un vaso. 
Pero eso es algo que algunas personas nunca podrán ver, por mucho que miren. 
Lo curioso de esta "tragedia" es que ponemos nuestro gobierno, nuestras vidas, en sus manos.Así, es difícil que lleguemos muy lejos. Como mucho a inventar una píldora que nos evite el disfrute de saciar nuestra sed con un simple y maravilloso vaso de agua.Que no necesitemos vasos y olvidemos que lo esencial es invisible a los ojos.