viernes, 15 de agosto de 2014

Llenar el vacío

Por el tiempo transcurrido, temo que llegue el 
final de la película: Llenar el vacío.






 Agradezco a la directora que no la termine en la celebración colectiva



y nos lleve a otras escenas más íntimas donde poder estar en contacto con algún sentimiento libre, real, espontáneo de los personajes que nos permita "llenar el vacío" que nos acompaña durante toda la película. En esas estoy y...fundido en negro y fin. No puedo evitar dejar escapar un "buah".


Creo que muy lejos del objetivo de la autora, esta película me deja la impresión de un mundo hermético, frío, lleno de fórmulas y reglas mecánicas aderezadas con canciones y algunos excesos etílicos que no hacen a las personas más humanas.

Al revés. Esas manifestaciones resultan impostadas y lejos del corazón que deberían calentar.

Sólo comencé a ver un vídeo en el que la directora comentaba que quería mostrar una visión más real, menos envarada y estricta de los judíos ortodoxos. 

Sólo vi un poquito de ese vídeo porque no quiero saber mucho sobre las cosas que voy a ver, antes de verlas. En el vídeo, la autora hace referencia a otra película que también he visto, y en su opinión, es una película demasiado dura y alejada de la realidad de ese grupo de judíos. 

Sin embargo, para mí, el mundo que se nos presenta Llenar el vacío  es un mundo rígido, "metálico" , asfixiante. Donde las notas de "humanidad" parecen pinceladas  nada espontáneas que infantilizan esas vidas sujetas a normas, estereotipos y rituales casi automáticos y en nada marcados de profundidad, espiritualidad o emoción. 

Es un mundo de contención y de soledad. Las emociones siempre contenidas resultan artificiales. Al servicio de un fin superior que niega la espontaneidad y la sinceridad. Todo sujeto, constreñido.Artificial. 


Sorprende -y mucho- la presencia ( y abuso ) del alcohol. Casi como una válvula de escape para poder soportar ese "vacío".


Sorprende - y no tanto- el papel de la mujer en esa sociedad. Siempre relegada, siempre en un segundo plano y al servicio del hombre.

 
El único fin de la mujer es casarse. Formar un hogar que cuidar en el que el hombre será el capitán. 

Los matrimonios son concertados. La protagonista "conoce" a su futura¿? pareja en la sección de lácteos de un supermercado. "Conoce" significa que se asoma y lo ve de espaldas. Y ante esa visión se siente arrobada. ¿Cómo es posible?  Funciona casi como una autómata: siglos de tradición se ponen en pie en ese segundo y le dicen lo que debe sentir y cómo lo debe sentir. 

Todas las mujeres de la película sienten que su vida tiene sentido al casarse, al comprometerse. Y todas aceptan con una gran felicidad - la única que se permite expresar con énfasis-  el matrimonio que se les ha adjudicado. Son tremendamente felices y así lo comunican a sus familiares y amigos ante la noticia de la próxima boda con alguien que todavía no conocen, que simplemente han visto una vez. 
(Curiosamente en dos escenas de la película dos mujeres muestran su ¿miedo? ante ese futuro no elegido durante sendas ceremonias. Una con una mirada momentánea  de pánico, la otra llorando desconsoladamente
)


Y siempre en un segundo plano.





Los hombres hacen, deshacen, deciden, regulan, establecen, festejan...
Y ellas se asoman, observan, sonríen, pacientes, sumisas en otra habitación.



Ninguna se cuestiona nada. No hay ningún espacio para la reflexión personal, la crítica o la pregunta. 



La comunidad arrasa al individuo en rituales, contención y soledad.Soledad en medio del grupo siempre.

Para la autora, llenar el vacío es la historia de una elección. Para mí es una vida llena de supuesta entrega espiritual pero vacía por completo de sentimientos reales y espontáneos donde es difícil saber si siento porque lo siento o porque debo sentirlo.


Las únicas dos reacciones espontáneas, que se salen del constreñido marco establecido, las protagoniza el hombre protagonista de la película. En una ocasión, borracho, le declara su amor a su mujer y su necesidad de ella,que no le hace el mínimo caso (por estar borracho, se entiende)
En otro momento, rompe a llorar desconsolado, por no ser correspondido por la hermana de su mujer muerta para casarse con él.


El hombre, el que decide, el que va a decir la última palabra (si el rabino así lo acepta) aparece como un ser débil, inseguro; pero más humano y auténtico.

Es imposible llenar el vacío que deja una vida dedicada a dios pero de espaldas a lo único que nos hace humanos: los sentimientos, las emociones.

Supongo que, como no entiendo una vida así ( sobre todo una vida que se dice consagrada a una emoción- la religiosa), ingenuamente, espero una escena final, íntima, personal, ajena a la comunidad donde los protagonistas puedan dar rienda suelta a sus emociones reales. Un microcosmos dentro de ese vacío donde alimentar esa parte humana que todos necesitamos para ser felices y sobrevivir. El fundido en negro me la niega pero, al mismo tiempo, me dice mucho más: no existe esa posibilidad. Lo que sigue a continuación es más de lo mismo: vacío.

Me acerco a este película para entender mejor a ese grupo de radicales que hacen de su fe, su forma de vida. Salgo de la película intentando llenar el vacío de una vida cargada de símbolos, de imágenes, de apariencias y rituales. Símbolos, imágenes, apariencias, rituales...vacíos. Porque en ninguno hay emociones espontáneas.


Salgo a la calle necesitando llenar ese vacío y rápidamente lo consigo. 
Mi ciudad, fresquita en este día de fiesta, me recibe con sonrisas, gritos y música en un Templo de Debod dorado por un sol que se despide. Me tumbo a disfrutar de un "concierto" que  nos regalan un guitarra y una violinista sentados en un banco. Y me dejo acariciar por esas notas tan hermosas y entrelazadas.

Después, paseo hasta las Vistillas y baño de multitudes en un Madrid lleno de chulapos y chulapas, que pasean a la Virgen de la Paloma entre el olor a churros, morcillas, calamares...

Mucha gente comiendo, riendo, bebiendo...y todo me parece más colorido y auténtico que nunca. 
Termino en la plaza de la Paja, tomando una limonada y bailando con la música de verbena con la que, una buena banda, nos anima a participar. 

Vuelvo a casa por un Madrid engalanado para la fiesta.

Una fiesta muy popular donde la gente se desinhibe y busca pasar un buen rato. Tal vez, intentando llenar otros vacíos que inevitablemente nos acompañan en la vida.



Ahora sí, intentaré entender algo mejor la película, viendo y leyendo más información:

Días de cine
Orgullo y presión
Nadie está solo 
La rendija

Después de leer estos documentos llego a la conclusión que las ópticas nos hacen ver las cosas de manera muy diferente. Para mí la lectura que hace la autora de la película es justamente la contraria a la mía.
Para mí, los personajes están solos a pesar de que casi nunca lo están físicamente. Dios no está con ellos.
Para mí la película es soledad, asfixia, contención. 
Para la autora es una historia de amor, el peso de la tradición dando sentido a la vida. 
Para mí, el peso de la tradición, ahogando las emociones y llenando la vida de silencio y de vacío. El título sería más adecuado si fuera "Llenar la vida de vacío".
Quiero añadir, por si hubiera dado otra impresión, que me encantó la película y que me alegro mucho de haberla ido a ver antes de que la retiren en breve.
Judíos ortodoxos


costumbres de judíos ortodoxos 


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