lunes, 30 de noviembre de 2020

Está pasando

 

Es la única generación con vida que ha pasado hambre: son los niños de la guerra y de la posguerra.                                                                  Los niños que se comían las patatas con cáscara cuando las había.


                 Los que jugaban con su regalo de navidad hasta que se descomponía y se lo comían. Una naranja era regalo, pelota y sustento. 

Los niños del hambre.


Lo que no podían imaginar es que en los últimos días de su vida lo iban a experimentar de nuevo.                                                            Sin la alegría de la niñez que todo lo juega y disfraza.                          Con la descorazonada impotencia de no entender por qué ahora también  tienen que pasar hambre.                                                         Con la inerme rabia del estómago vacío que paga dos mil cuatrocientos euros al mes por ello.

Pasan hambre. Se quejan. Pero nadie los escucha y nada cambia.

 La calidad no supera la cantidad y ellos salen de salón con hambre. El mismo que pasaron de niños pero ahora huérfanos de esperanza y de sueños.


Está pasando.

 Después de seis mil muertos en las residencias, los mayores siguen sufriendo maltrato. Uno más, la comida. 

Y nadie los escucha y a sus familiares se les niega la mayor. Está pasando y NADIE HACE NADA.


SEIS MIL murieron y los que quedan ahora siguen muriendo de soledad y de hambre.

Está pasando. 

Seguramente en muchas residencias.

 Lo que es seguro, porque lo sabemos, es que está pasando en Orpea Alcobendas. Y NADIE HACE NADA.


Si el corazón pudiera pensar, se detendría” (Fernando Pessoa)