lunes, 14 de julio de 2014

Un día importante

A veces recupero a mi niño, y no sólo en sueños. En algunos momentos deja de estar en combate, se relaja, relaja sus facciones y logro ver a ese niño bueno e inocente que me buscaba y me necesitaba. Ahora no me busca y no sé si me necesita, pero en su carita vuelven a instalarse la curiosidad y su bondad. 
                 Hace dos días estábamos escuchando en  la radio como un periodista explicaba la escena de una serie que habíamos visto nosotros (Raúl no). En ella la chica llevaba "ropa interior calada". Raúl, como hablando para él mismo, nos dice: "¡¿Calada de agua?!" Y ahí estaba mi niño: con sus ojos llenos de asombro y de curiosidad. Ingenuamente divertido. 

Hoy me he levantado a las 6. No podía dormir. No es infrecuente, desafortunadamente. Otros días me quedo en la cama intentando dormir un poquito más. Hoy no podía. Era un día importante y tenía algunas cosas, importantes, que hacer.



Raúl cumple 17 años. Yo casi no me lo puedo creer. Ha sido tan rápido ¡¡¡y tan intenso!!! Pero le miro y veo ya todo un hombrecito y sigo buscando en ese cuerpo atlético y en esa mirada seria y huidiza, al niño que tanto necesito y echo de menos. 


Realmente a quien echo de menos es a ti, Raúl. Niño o no. Me da igual. 
Sé que esta es sólo una etapa y que me quejo porque lo llevo mal, no porque tenga motivos de peso para sentirme preocupada o triste. Has terminado el curso bien, has hecho un año de batería increible, has aprobado el Advance y eres un chico responsable y buena gente.. 
Es solo el día a día, en su desorden y enfrentamiento diario, el que desgasta nuestra relación. Tú estás en el momento de no escuchar y de no aceptar límites. Yo, en el de ponértelos y hacerte entender que eres responsable de tus cosas y nadie debe recoger tus platos rotos. Y en esas estamos. Mal, pero ¡¡¡muy bien!!!

Me siento feliz y muy orgullosa de ti. No por todo eso que has logrado este año, que también. Me siento orgullosa de cómo eres, de en quién te estás convirtiendo.

 Es verdad que estamos lejos, que te esfuerzas tenazmente en mantenerme lejos de ti, de tus cosas, de tus intereses, de tus sentimientos, de tus planes. Probablemente porque yo te presiono en exceso y quieres evitar, así, que tenga cómo hacerlo, dónde agarrarme para hacerlo. Pero yo sé que eres buena gente. Con un corazón enorme. Y a mí es lo único que me importa. Eso y tu salud.

Me das lecciones cada día y yo a ti algunos malos ejemplos también. Sé que no lo estoy haciendo bien. Pero también sé que lo que hago no es porque sí y que algún día lo comprenderás. O eso espero. 


Mientras tanto sólo espero que te acompañe una milésima parte de todo lo que siento por ti. De mi amor, mi emoción, mi orgullo y mi ternura cada vez que te miro y siento que el mundo tiene un sentido completo y simple: seguir mirándote y verte feliz.

Felicidades, Raúl. Te las mereces y sé que las buscarás sin lastimar a nadie. Tu vida será buena porque tú estarás en ella. La mía también.



Te quiero, Enano


Mami