viernes, 31 de mayo de 2013

Una de baberos

No lo puedo evitar: Me he pedido un cargamento de estos porque no doy abasto :)

Como todas las madres, supongo. Pero es que tengo motivos.
Muchos. Y quiero saborearlos cada día y , como todo lo importante, resguardarlos en este cofre de mis tesoros.


WATERPOLO


Final de Raúl de espalda en el campeonato por colegios de la Comunidad de Madrid



Entrega de medallas: Raúl, medalla de oro  
 
Final de braza


 (Recogida de medallas de Braza: Raúl, plata)



FINAL DE RELEVOS



Y  etc, etc, etc, etc, etc...















jueves, 30 de mayo de 2013

El golpe



Ocho de la mañana. Una mañana normal. Raúl y yo trasteamos por la cocina para irnos preparando. Salimos en media hora. 

De repente, un golpe seco, contundente; de esos que son rotundos e inexplicables o que sólo pueden provenir de donde no quieres que venga. Raúl, que jamás se queja o llora, doblado sobre sí mismo, tapándose la cabeza repitiendo una letanía. La sangre se me agolpa en la cabeza, una lava me recorre cada centímetro de mi cuerpo en un escalofrío. Empiezo a jadear. No puedo ver dónde se ha dado y sólo quiero saber contra qué ha sido. Raúl no puede hablar y yo sólo quiero abrazarlo y que el día vuelva a comenzar. Oir otra vez el despertador y repetir cada acción hasta llegar al golpe. Y evitarlo. No quiero llorar, pero mis lágrimas sí. Por fin, Raúl me enseña dónde se ha dado. Muy cerquita de la sien veo un chichón con sangre. Se ha dado con el quicio de la pared del tendedero al estornudar.Con toda su fuerza y sin verlo venir. Saco unos cubitos y se los pongo en la herida. El dolor va remitiendo. El volcán que me ha recorrido en un circuíto sin salida, también.




No ha sido nada, sólo un golpe. Con ese golpe he recobrado muchas emociones. El pavor de una enfermedad de Raúl, que hasta que no supimos qué era nos arrambló la vida. El hueco de su ausencia en casa, durante su hospitalización. 
Un solo golpe. El dolor en la cara de mi hijo y todo se ha descompuesto a mi alrededor. Imposible ya abrazarlo, acunándole, para tranquilizarle y, sin embargo, era lo único que quería hacer ese día: estar abrazada a mi hijo, oliéndole, protegiéndole, viviendo lo único por lo que podría dar mi vida.

 Y con ese golpe, recupero lo que con las urgencias del día a día arrincono, aunque no olvido. La certeza de que lo único importante es que él esté bien de salud, que esté contento y pueda disfrutar de una vida normal. La certeza de que frente a eso, todo lo demás son minucias y que no puedo amargarme, amargarnos, la vida por que viva en el más absoluto desorden y por  que en su vida reine el despiste, la dejación y la improvisación. Que no puedo vivir en la confrontación continua porque me pierdo lo único que me importa realmente: su sonrisa, su mirada de niño tras esos ojos ávidos y perdidos de su adolescencia.


 Y con todas esas reflexiones en un solo golpe, viene el dolor de recordar algunos momentos duros que no supe controlar y que tengo grabados en mi corazón como una llaga.
Un golpe, solo un golpe. Que resuena dentro de mí desde entonces y aparece como un chichón en el alma que me precipita a los recuerdos y al llanto y a decirle a mi hijo por escrito todo lo que no soy capaz de expresar día a día. 

                                                                                                            Porque la cama deshecha, la ropa por el suelo, el baño sucio se interponen entre la madre que un día fui y el abrazo de mi hijo.
la foto.JPG


 Y soy incapaz de transmitirle todo ese amor, esa pena, esa necesidad de quererle, de abrazarle. Y quiero volver a la cama y taparme y llorar y dormir y despertar y ser otra. Otra madre. La que un día fui y ahora se ha perdido entre silencios y desencuentros.

Solo ha sido un golpe. Un golpe que me ha recordado algo que sé muy bien: la vida puede cambiar en un segundo y podemos perder lo que casi no apreciamos cada día y que es lo más valioso que tenemos.



Un golpe, solo un golpe.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Mi padre


Son las 23:20 de un jueves de mayo. Como cada jueves, acabo de dejar a mi padre en el metro de La Moraleja. Mi padre va cada jueves a ver a Raúl entrenar a waterpolo. Llueva, nieve, haga calor. Nunca falla. Mi padre es feliz si está bajo el mismo techo que mi hijo. No pide más.
Hoy al despedirme de él, he visto su cara envejecida, su mirada algo perdida por su enfermedad, su sonrisa casi permanente ahora, pero inalterable si está cerca de mi hijo.

Yo recuperé a mi padre cuando tuve a mi hijo. Sabía que un bebé haría muy feliz a mi madre, que sería una gran ilusión para ella. Nunca imaginé que para mi padre fuera tan importante.Desde que nació. Le daba miedo cogerle, tan pequeño. Mi padre es de su generación: no sabe lo que es un pañal. Raúl tenía cólicos y lloraba continuamente. Casi no nos permitía hacer nada que no fuera mecerle para tranquilizarle y mitigar su malestar. 
Un día en medio de las faenas de casa, Raúl lloraba con fuerza y , de repente, mi padre apareció con él en brazos, como si llevara lo más hermoso y valioso del mundo.
Desde entonces no se ha despegado de él. No pasaba un solo día sin que viniera a pasearle. Raúl cuando le veía, sabía que iba de paseo. Han hecho muchos kilómetros juntos. Nada es más importante para mi padre que estar con Raúl. Le quiere como es. Confía en él y se siente orgulloso de él. 

Mi padre está sordo, cada vez más. Tiene parkinson también y por todo ello está como ausente, ralentizado, sin capacidad de reacción y le cuesta integrarse en las conversaciones. Raúl puede hablar en cualquier tono, mi padre le escucha siempre. No importa qué diga o haga Raúl. MI padre le sonríe, le entiende, le apoya.

Mi padre no se pierde un partido de Raúl  o una actuación o una competición.Madruga o trasnocha lo que sea necesario sólo para verle. Se va en metro donde haga falta, le lleva un bocata que le ha preparado mi madre, le lleva un acuarius para después.Si no ha habido tiempo para prepararlo, busca dónde comprarle un refrigerio. Después de cada partido, le analiza las jugadas, le hace la crónica y siempre termina con la misma frase: "Es un luchador nato". Le llamamos el "manager" pronunciado en español.

Curiosamente, mi padre con su enfermedad, sonríe mucho últimamente. No se queja nunca, vive en su mundo un poco aislado, pero está de buen humor. Nunca pide nada. Nunca impone nada. Tampoco tiene mucha iniciativa, pero atiende y hace lo que digas que haga sin replicar.En su mundo, sonríe y está agradecido, como si no fuera consciente de sus limitaciones o la propia enfermedad le protegiera de la realidad.
Afortunadamente mi madre le mantiene activo con mil actividades y bailes que le vienen mucho mejor de lo que él cree.

Aquí está MI padre después de una actuación de Raúl, practicando una actuación suya e imitando a un director de orquesta en una actuación surrealista que presenciamos. Nos reímos mucho y quiero guardarlo en mi rincón.


Le veo envejecer con mi hijo reflejado en sus ojos y casi no me creo que ese abuelito, divertido, pero ya muy mermado, sea mi padre. Me enternece ver cómo quiere a Raúl y cómo la vida es simple para él. La vida es vivir; y ser feliz, estar con mi hijo.

martes, 28 de mayo de 2013

Fin de semana especial


El fin de semana ha sido un finde muy músical. 
El sábado 25 de mayo tuvimos dos conciertos de Raúl:

Uno en el Auditorio del Centro de Arte de Alcobendas, a las 18:30, con su grupo de percusión que sonó fenomenal

Raúl 1

Raúl 2





El segundo, a las 21 horas en el Salón de Actos del Centro Cultural Pablo Iglesias con la Big Band, a la que Raúl se acaba de incorporar.




Tocaron muy bien y lo pasamos en grande con ellos. El director es muy divertido y nos hizo participar y reir a la vez que disfrutamos con su música.


Big Band 1

Big Band 2

Big Band 3

Tocaron esos trece temas, hubo de todo y , como siempre, nos supo a poco. Raúl no estaba muy entusiasmado aquí porque tocaba "sólo" los bongos. ¡¡¡Cómo si fuera fácil!!! Además, se le oía muy bien y lo hizo muy requetebien.



Enhorabuena a todos y ¡hasta pronto!





El domingo 26, por la tarde, fui al Auditorio de Madrid, con Bea, a ver un concierto de Hendel.
Yo puedo escuchar lo que sea de este autor con la absoluta certeza de que me va a encantar. Creo que era un genio y conecto completamente con toda su obra. Pero es que en este caso, además, la orquesta era excepcional. Era de una pureza de sonido, de una conjunción, que ponía los vellos de punta.El coro me encantó y aunque actuaron pocas veces, fueron muy espectaculares. Los cantantes también estuvieron bien y, aunque no hubo ninguna página que me estremeciera, como en otros casos de Hendel, estuve disfrutando de cada acorde en este "culebrón"/ juego de pasiones  cuya  resolución final no es de mi agrado: mucho mejor acabar las dos juntitas haciendo un corte de mangas, pero no suena muy políticamente correcto ¿no?


Imeneo de Hendel ARGUMENTO


Opera Completa IMENEO de Hendel




Un fin de semana muy especial que todavía paladeo.


Las vacaciones de mis sueños (que seguro que ahí se quedarán)




                                         



         





Este verano

jueves, 16 de mayo de 2013

RECUERDOS EN BLANCO Y NEGRO



¿En qué momento nos damos cuenta de quiénes somos y lo que somos?


Yo no puedo creer que alguna vez haya sido ese bebé o esa niña coqueta de mil collares o esta niña despeinada e insegura. Identifico cosas de ellas en mí pero me cuesta creer que esa fui yo alguna vez.

 Y realmente sigo siendo la misma. Una persona que no entiende bien este mundo y a quien le cuesta irse conociendo.
 Me enternece la sonrisa de la foto ante el encerado porque veo en ella la inseguridad que todavía me acompaña y el miedo a no saber qué hacer o no saber hacerlo bien.

He querido recuperar algunos momentos del día de mi comunión, no porque tenga un significado especial en mi vida, sino porque es de las pocas ocasiones en las que tengo fotos de todos mis abuelos. Y es a ellos a quien quería resguardar aquí, en mi baúl de los tesoros. 

Hablé mucho con ellos, más con las abuelas. Incluso las tengo grabadas en una cinta. Les preguntaba por toda su vida. Una vida que me interesaba mucho. Llena de sinsabores, de tristezas, de hambre y de pérdidas. Y de todo eso les pregunté, con cierta reserva, porque les despertaba recuerdos muy duros y con ellos, llegaban las lágrimas: la guerra, la muerte de sus familiares, la muerte de sus hijos... Una vida que fue un luto continuo y de la que ellas nunca se quejaban.
También les pregunté y me contaron entre risas y a medias, por sus amores, su primera vez, su relación con su marido... Recuerdo una vez que le pregunté a mi abuelo Vidal, -intrépida que soy, porque mi abuelo no hablaba nada- que si recordaba la primera vez que besó a mi abuela. Y con una medio sonrisa en los ojos me dijo muy serio: "Con que no me acuerdo de la última y me voy a acordar de la primera". 

Fueron momentos que guardo muy dentro de mí. 










       



   Tengo recuerdos de todos ellos, objetos personales que conservo con mucha añoranza.


Así que, de algún modo, abuelos, todavía estáis aquí, a mi lado.



miércoles, 15 de mayo de 2013

Uno de los mejores días de mi vida, posiblemente



FIESTAS DE SAN ISIDRO
ALCOBENDAS
13 DE MAYO DE 2013



Desde hace ya años, Raúl estudia música y en particular, percusión. Disfrutamos mucho en cada actuación porque siempre lo hace con muchísima entrega y modestia y siempre lo hace de maravilla.Lo que más le gusta, en lo que le vemos disfrutar más, es con la batería. No es muy objetivo decirlo, pero a mí me parece que se le da de maravilla. Es como si hubiera nacido con unas baquetas en la mano. 
No es fácil la percusión, aunque pueda parecer que consiste en dar golpecitos. Y él lo hace con una naturalidad pasmosa.

Nada me emociona más que verle actuar. Nada me hace sentir tan llena de muchas cosas. De todo mi amor por él, de toda mi admiración, de toda mi alegría. 

La actuación del lunes, 13 de mayo de 2012 ha sido la más espectacular.
 Raúl participa en varios grupos. Uno de percusión nada más, en una banda con los mayores (la Big Band) y en este grupo de música moderna, en el llamado Combo. Son chicos jóvenes pero muy buenos y este es su primer año juntos. Actuaron ayer en el recinto ferial, dentro de las fiestas de San Isidro de Alcobendas. Tocaron maravillosamente y disfrutamos como locos. Yo no recuerdo la última vez que lo pasé tan bien y disfruté tanto. Le veía tocar, disfrutarlo, hacerlo tan bien con todos  y a ratos me entraba la risa tonta, como se me saltaban las lágrimas. 
Está con Pablo que es como otro hijo para nosotros (guitarra-camiseta negra) y curiosamente ha coincidido con un antiguo compañero de waterpolo con quien hemos compartido otro tipo de emociones, Álvaro, el otro guitarra, que tocó de maravilla. El cantante me encanta, tiene una voz muy bonita y la controla muy bien. AL resto, los conocí ayer y, la verdad, me sorprendieron increíblemente. La grabación de los vídeos no da merecida cuenta de lo bien que lo hicieron.

Estábamos toda la familia y también la familia de Pablo y amigos...fue un día realmente único y emocionante y todos lo disfrutamos muchísimo.

Tengo un hijo muy especial y quería que estuviera de nuevo en este rincón mío.Y también quería guardar este día en este cofre de tesoros que intento conservar como queriendo parar el tiempo  y su voracidad.

Te quiero, Raúl.







Y ahora ¡¡¡¡ A PINCHAR LOS LINKS Y A DISFRUTAR DE LA ACTUACIÓN DEL GRUPO!!!!  




2-Segunda actuación 

            3-Tercera actuación

4-Cuarta actuación 

                                           5-Última actuación 



Míralos...a mí se me cae la baba



A todos...

se nos cae la baba...

y a los papis y los abuelos más...




Gracias, chicos. Queremos más.



sábado, 11 de mayo de 2013

Sin palabras

Este invierno largo y riguroso ha tenido su recompensa: una primavera como yo no recuerdo. El campo está cuajado de flores y es un regalo permanente para todos los sentidos. Cualquier momento es bueno para disfrutar de él porque en cada ocasión aparece como distinto y sorprendente. Cada día que paso sin poder visitarlo me parece una pérdida irrecuperable, como así es; puesto que cada ocasión que lo visito se me aparece como distinto y sorprendente. Por eso intento pasar algunos minutos cada día  por sus caminos sosegados, paseando o corriendo. 

Ya hemos comentado en alguna ocasión que la palabra no es suficiente. Este es un buen ejemplo. Las palabras no pueden abarcar esta experiencia tan estimulante para todos los sentidos. No es posible explicar el goce del sol dándote calor al mismo tiempo que la brisa te acompaña y te trae el olor de flores y plantas en un festival de vida y de esplendor. No es posible trasladar la belleza de un suelo tapizado de flores de mil tonos e intensidades, ni los manchones rojos, morados, amarillos que destacan de repente en una especie de confraternización del color, desbordante. 

Tampoco nos sirve ahora ese adagio de "una imagen vale más que mil palabras".

Y dudo que mil imágenes nos pudieran dar una idea de la maravilla de la que hablo.








Son esos momentos de plenitud intransferibles y únicos; tesoros mágicos que hay que conservar y vivir intensamente. 

Es imposible explicar la sensación que hoy me acompañaba mientras corría, al mediodía, por este campo. Al correr puedes recorrer más trecho y disfrutar de cuestas, riberas,planicies, rincones, en poco tiempo. Iba corriendo concentrada en cada uno de los estímulos que recibía: el sol  y la brisa, los mil olores que se agolpaban y sucedían a cada paso, unos dulzones y suaves, otros intensos y audaces. Sentía mi cuerpo vivo, latiendo, mis pulmones abiertos, mis músculos trabajando, mi corazón danzarín y la respiración controlada y vigorosa. La naturaleza y mi cuerpo en una comunión gozosa cercana a la felicidad. Así lo sentía al posar la vista en esos lienzos imposibles que ninguna paleta de colores podría abarcar.

          Sin embargo, embriagada y feliz, no podía evitar la compañía insidiosa de una sombra inevitable siempre que paseo por un sitio alejado y despoblado. En medio de ese paraíso era consciente de que esa "arcadia feliz" escondía también el peligro y el desamparo. Una consciencia que no me impedía disfrutar como lo estaba haciendo pero que empañaba mi alegría casi infantil.
         Porque iba corriendo, absorbiéndolo todo pero iba acechante a posibles peligros. Estaba en medio de la naturaleza y sé que puedo encontrarme desagradables sorpresas. Sorpresas naturales como las culebras que ahora abandonan sus escondites para salir a calentarse al sol e incluso jabalíes oscuros e imponentes como alguna vez nos encontramos.  Pero estos encuentros naturales no son los que más me atemorizan. 

     Hay otro tipo de sorpresas mucho más inquietantes y peligrosas. Siempre me siento indefensa cuando estoy sola en mitad del campo por si alguien aparece con no muy buenas intenciones. Alguna vez nos hemos encontrado con hombres de aspecto no muy amigable que me hubieran acelerado el pulso de haber ido sola. No sé si es un miedo atávico de las mujeres o es un tema personal mío. 
En mi caso, sé muy bien de dónde nacen estas precauciones que a veces me paralizan. Desde pequeña, bien pequeña, me he sentido acosada (palabra muy actual) por los chicos. Tal vez ser rubia con ojos azules suponía tener que pagar ese peaje. No sé. Pero desde que yo recuerdo me he sentido violentada por los chicos de una manera nada lisonjera; más bien todo lo contrario: me he sentido violentada y agredida. Esto explicaría muchas cosas de mi vida y de mi carácter posiblemente.En cualquier caso, no ha sido nada agradable; ni sus consecuencias, tampoco. 

         Pero mi reflexión iba mucho más allá. No se trataba de mis miedos y mis inseguridades ni su origen, se trata de que parece que el mal existe. El ser humano puede hacer daño sin más, gratuitamente.Y por supuesto, siempre es más fácil hacer daño a quien está en inferioridad de condiciones físicas o de poder. Siempre pienso que ese paseo feliz puede convertirse en una tragedia si me encuentro con un desalmado para quien la vida del otro no tenga mucho valor. Sería una presa fácil y sin escapatoria. Y me vienen a la cabeza episodios de maldad extrema realizada sobre mujeres; peor aún, sobre niñas. Las niñas de Alcácer,Natascha Kampusch, la hija del  

monstruo de Amstette y ahora el último episodio de las tres chicas secuestradas como esclavas sexuales en Cleveland, EEUU.

 Sé que rápidamente pensamos que son seres enfermos, locos, capaces de cualquier cosa; pero que no se puede extrapolar a todos los seres humanos. Y aquí es donde entro en conflicto: no estoy tan segura. Estos casos son extremos, es cierto, pero qué pensar frente a los casos de violencia contra las mujeres que conocemos día tras día en un goteo perturbador y cruento. 



         Hace tiempo vi una obra de teatro en la sala Youkali sobre el feminicidio en Ciudad Juarez, México
Manifiesto contra el feminicidio, Madrid, Centro de Documentación Crítica, 2008. Precio: 3€

 Es un caso lacerante de exterminio de las mujeres de forma sistemática, brutal y despiadada. Como siempre en la sala, la obra era impactante, pero el debate posterior abría postigos que ni siquiera yo había previsto al ver la obra. En ese debate se puso de manifiesto que, de algún modo, en Oriente y Occidente, en el Sur y el Norte la mujer es considerada por el hombre de manera infrahumana.
Una especie de posesión que pueden manipular a su antojo hasta el punto de decidir, no sólo cómo deben vivir, sino si han de vivir. El sexo es un componente de dominación, claro. Pero el tema va mucho más allá. Fue un debate espeluznante y muy clarificador.

       ¿Y qué podemos hacer las mujeres? Las mujeres que vivimos en un mundo "libre" sin burkas ni dogmatismos. No permitir ni la más mínima agresión por simbólica que sea y dar ejemplo a nuestros hijos en nuestras relaciones de respeto a los demás. A todos los demás sean de la clase, religión, identidad sexual, origen, naturaleza... que sean. Y cruzar los dedos para no encontrarnos con un bárbaro que nos vea como una presa a derribar en total desventaja.
                              Una hermosa canción que anima a salir de cárceles 


Al salir del campo,he mirado atrás y una flor morada iluminada por el sol me sonreía como emplazándome para mañana. Si puedo, no faltaré.
He vuelto a casa satisfecha y feliz, con la sensación de ser una persona afortunada por tantas cosas...



viernes, 10 de mayo de 2013

La medida de las cosas (El 15 m de AlcoSanse)


Andamos ahora peleándonos con las nuevas tecnologías para no quedarnos atrás profesionalmente. Parece  necesario. Es un mundo inabarcable lleno de posibilidades pero que desborda, confunde y, además, dinamita el poco tiempo libre que nos queda.
         Uno de los aspectos que posibilitan estas herramientas es el almacenamiento en las "nubes". Con lo bonita que es la expresión "estar en las nubes"
y ahora va a ir significando otras cosas... Dejamos de acumular información en nuestros abultados discos duros que se muestran incapaces ya de contener más información para pasarla a la nube, esa especie de agujero negro en el que todo cabe y nadie sabe bien dónde está ni qué es.

        El caso es que cada vez dependemos más del ordenador y de esos entes abstractos que alimentamos con nuestros documentos (Este blog sería un buen ejemplo: ¿dónde está exactamente?) Vamos abandonando el papel y parecería que todo es más ordenado y lógico.

        Estábamos en esta conversación un grupo de amigas y yo, cuando una de ellas - que tiene una lucidez pasmosa y muy brillante en ocasiones- planteó la posibilidad de que en algún momento todo este tenderete virtual se fuera al traste y nos quedáramos con las manos vacías, mirando, ahora sí, a las nubes. Otra amiga, contestó que esa hecatombe era impensable y que , por muy mal que se dieran las cosas, esto sería el futuro irremediablemente.

       Bueno, pues esa idea de mi amiga que a mí me parece de gran lucidez, no es tan descabellada. Yo, pesimista por naturaleza, la veo posible y según va la humanidad, cada vez más posible. Rápidamente recordé un libro y una película basada en el libro-  bastante conseguida-:



Este desastre, que en el libro se nos presenta ya dado, no parecería tan imposible.En el libro parece el resultado de una catástrofe nuclear. No sabemos sus causas, solo vemos los efectos y la lucha de un padre con su hijo por sobrevivir en un ambiente hostil y completamente arrasado. Sobre todo para darle una oportunidad a su hijo. La verdad es que es un ficción apocalíptica que parece -o deseamos- que esté muy lejos de la realidad. Pero ¿lo está? 

    Yo durante una temporada sentí que el apocalipsis que augura la ficción de La carretera se estaba instalando entre nosotros sin necesidad de ningún desastre nuclear. Íbamos a terminar por "comernos" unos a otros, olvidando los principios más básicos que hacen al ser humano, eso: humano.Sentía que la soledad, la desprotección, el vacío y el miedo iban a ser los escenarios de nuestro futuro. Un futuro desolador y sin posibilidad de vuelta atrás. Una especie de salto cualitativo hacia el sinsentido de una vida arrasada por intereses mercantilistas en un juego absurdo de carrera a ninguna parte.

        Es verdad que yo soy pesimista, repito; pero creo que el que más y el que menos se ha levantado una mañana de estos últimos cuatro años, con la negrura en el estómago al sentir que la vida se podía tambalear dramáticamente, quedando en el aire sin muchos asideros posibles.
Todo eso lo sentí muy intensamente durante un periodo largo en el que el sufrimiento no me dejaba vivir.Hasta que decidí que no iba a vivir acongojada. Y aunque ahora trato de vivir día a día, buscando fuentes de información / formación alternativas -las hay- e intentando disfrutar de todas esas pequeñas cosas que nadie podrá arrebatarme,tengo la desagradable pero intensa impresión de que estamos en el principio de un nuevo mundo. 

Esta crisis es la puerta hacia un mundo mucho más gris, despiadado, deshumanizado, cruel y triste. Un mundo en el que "el sálvese quien pueda" y el arribismo van a ser el salvaconducto para salvar el pellejo.
En el que el dinero será la medida de todas la cosas
En el que viviremos para trabajar (quien tenga esa suerte) en condiciones cada vez más desprotegidas

 y en beneficio de unos pocos. 

Porque ese nuevo mundo se nos impone. Sin lógica y sin piedad. 

A menos que hagamos algo... Sí, porque no podemos esperar soluciones desde el sistema que, dada su propia dinámica, permite la degeneración que sufrimos. No podemos esperar nada de los que nos han  llevado a esta situación y no han hecho nada sustancial para mejorarla. No podemos esperar nada de los que tienen el poder. Debemos de ser nosotros los que hagamos algo. Es verdad que parece una lucha desmedida y que la primera impresión es que no podremos nunca salir victoriosos. Pero no es verdad. Cada uno de nosotros puede hacer algo. Y todos esos "algos", pueden conseguir "algo" más y con todos los "algos" más, algo cambiará. Quizá , sobre todo cambiemos nosotros. Nuestra visión del mundo y el sentimiento de que al lado del otro podemos hacer un mundo diferente.


Hay gente que así nos lo lleva demostrando desde hace ya años. Gente que busca caminos alternativos de solidaridad, de apoyo. Que están creando un mundo paralelo al que nos "desgobierna" y lucha por cambiar éste desde esa posición diferente. Gente que se deja la piel por pequeñas reivindicaciones y con esa piel , regala una salida a otra gente desprotegida y abandonada a su suerte. Gente que actúa, que hace, que lucha.

      Este blog es un mundo de palabras porque para mí la palabra construye y enriquece. Pero siempre me queda el sinsabor de saber que la palabra no sirve. Que hay que actuar. Hay que hacer. Como actúan y hacen las personas que conforman el grupo de resistencia del 15 m de AlcoSanse (Alcobendas y San Sebastian de los Reyes)


Son muy pocos, pero infatigables y omnipresentes. Son personas de toda edad y condición que pelean cada día por parar este rodillo de injusticia que se está llevando por delante todo lo importante y  hermoso . Están muy solos porque no hay un apoyo masivo en sus propuestas, pero no se desalientan. Son el ejemplo claro de cómo un puñado de "algos" pueden cambiar el mundo, algunos mundos. Yo he visto cómo paraban desahucios en Alcobendas y Sanse, cómo conseguían una salida justa y digna para las personas que acudieron a ellos pidiendo ayuda. Los he visto parar la maquinaria insensible de este ayuntamiento y dejar sin palabras al alcalde ante sus reclamaciones justas que evidenciaban las falsedades y demagogias del poder. Los he visto luchar por la educación, por la sanidad, por lo que es de todos y nos están robando. Los he visto luchar y ganar. En parcelas muy pequeñas pero que para algunas personas han significado una nueva vida. Los sigo y cada día me demuestran que es posible pero sólo si lo hacemos nosotros. Juntos.

Gente como esta es la que nos dice que todavía hay esperanza, una esperanza potente y muy digna. Pero sólo será real si los demás empezamos a seguirlos y  a movernos al compás de un solo ritmo: luchar por que las personas sean la única medida de las cosas.



Gracias y enhorabuena 






Mientras nos decidimos a HACER, y a apoyar a los que hacen, podemos ir reflexionando con textos y propuestas. Aquí va uno impresionante, que nos interpela muy directamente.

Odio a los indiferentes de Gramsci: El dedo en la llaga

Y una música sugerente
¿Quién es la serpiente?