domingo, 15 de febrero de 2015

Preguntas

Ayer estuve en una presentación sobre  música barroca. Es mi música favorita sin ninguna duda. 
Descubrí algo que ya sabía: es una música hecha para despertar emociones. Por eso me gusta.



Eso me llevó a cuestiones sobre las que siempre me descubro reflexionando sin llegar a conclusiones sólidas.


Sé que lo único que me interesa realmente en esta vida es emocionarme. Que nada que no incluya algún tipo de emoción  me interesa. Que aprendo de las emociones, que me enriquezco con ellas y construyo y entiendo el mundo a través de ellas. Al menos entiendo algo mejor el sinsentido de este mundo. 

José Luis Sampedro, un sabio bien pegado a la realidad, lo dijo muy claramente:
"La emoción es primero. Primero se siente y después viene lo demás, el pensamiento, que se estructura en palabras"



La cuestión es que yo, llena de emociones, a veces no logro transmitir a los que me rodean ninguna bondad. Me cuesta expresar mi cariño y hacer la vida más fácil a los demás. Entonces me pregunto para qué me sirven las emociones. Cómo pueden ayudarme a construir un mundo mejor y a ser mejor persona. ¿Vivir en la emociones es ético si no se comparten y si no ayudan a cambiar lo injusto, si no suponen un compromiso con los que te rodean? 

Esto conecta con otra cuestión que me aturde frecuentemente. Soy incapaz de transmitir personalmente todo lo que llevo dentro. Todo ese volcán de emociones lo canalizo y comparto a través de la palabra escrita pero soy incapaz de entregar ternura, calor, cercanía en el tú a tú. ¿Eso invalida mi palabra escrita? ¿Le quita fuerza y autenticidad?
¿Se trata de una máscara tras la que me parapeto? 


Y eso me lleva a otro enigma ante el que tengo una postura  débil, insegura. ¿Se puede separar la obra artística de una persona de su vida diaria? ¿Se puede admirar, elogiar, valorar la obra de un artista al margen de su catadura moral, de su calidad humana? ¿El genio sigue siendo un genio a pesar de ser un hijo de puta? ¿Puede emocionarme la obra de un maltratador, de un ser despiadado, soberbio o injusto? ¿Puede la obra de una criminal valorarse al margen de esos crímenes?

Preguntas, cada vez más preguntas...

Escuchar a sabios ayuda a sobrellevar tantas incógnitas, si no es posible despejarlas.