sábado, 8 de octubre de 2016

Lo urgente y lo importante.

Un ingreso hospitalario: infección faríngea grave. Si no se acota, puede convertirse en una sepsis mortal. 
El dolor es incalculable. Las consecuencias si no se ataja la infección, peligrosas. 
Ingreso y tratamiento automáticos: antibiótico en vena a marchas forzadas.Si no funciona, habrá que operar. 
Pero hay que esperar. Observación hasta ver si el antibiótico es suficiente. 
No hay camas en planta. Hay que esperar en los boxes, rodeados de gente también enferma y asustada.

La médico decide que serán 3 días de observación y ante la falta de camas en planta, decide cambiar a otro box más tranquilo "donde estará mejor". La médico no ha visto esto, supongo.

La cama está en un rincón, debajo de dos rejas llenas de suciedad que se puede desprender en cualquier momento.

La paciente no entiende. Su acompañante piensa que en ese rincón estará más tranquila y podrá descansar mejor que en la otra habitación colectiva.

Llega la noche, la paciente, con una infección brutal de garganta-no nos olvidemos-, se agobia. Empieza a sentirse mal y no quiere tener la cabeza debajo de esa porquería. ¿Alguien, incluso sano, querría?
Lo comenta al personal que le dicen que es lo que hay. Ella quiere cambiar el sentido de la cama y se lo prohiben. Finalmente, con un ataque de ansiedad y alergia en su piel, consigue sacar la cama hacia afuera. La regañan pero no cede. 
No pega ojo de rabia, incomprensión y nervios.


Se hace una reclamación al día siguiente y, afortunadamente, la ingresada recibe el alta sin tener que montar un numerito para lograr que la saquen de ese agujero inmundo, sobre todo para un enfermo.

Esto es un gran ejemplo de cómo se olvida lo importante por ir detrás de lo urgente y de cómo en ese olvido se compromete el éxito de lo urgente.Lo urgente, atajar la peligrosa infección. Lo importante, las condiciones en las que eso se hace. Descuidando lo importante se malogra lo urgente. Cuesta saber diferenciar ambas cosas, pero es muy importante. En este caso es meridiano.



Perdona, mamá, por no darme cuenta de lo que ese rincón significaba para ti y por no haber sido capaz de evitarte el mal trago y la mala noche. Es inadmisible y debería haberme dado cuenta y no haberlo aceptado.Perdón.