viernes, 31 de diciembre de 2021

Último día del año

 Cuando nada te sostiene porque ya no quieres tu "erguidez"

Cuando nada vale porque todo sientes que nada puedes

Cuando sientes todo y nada a la vez

Y ves el sol

Y ves la sonrisa cálida, enorme del frutero, como un abrazo prestado

Y sientes la caricia de la dulce mirada de tu perro

Y solícita la ayuda de tus vecinos

Y este sol. Este sol de este último día

Cuando nada es porque el dolor lo es todo

Cuando todo es porque la alegría no está y perfila la existencia

Entiendes tu pobre valentía

La acunas triste, aferrada a ti, esa masa de soledad que te sientes

Y sabes que hoy también podrás.

Bañada toda esa angustia en lo único definitivo del día.

jueves, 16 de diciembre de 2021

El miedo

 Estoy harta del miedo.

Y tengo miedo de que lo sepa.

Miedo de que sepa cómo me paraliza.

Cómo desdibuja la realidad hasta convertir la vida en un manto viscoso que se adhiere a los pliegues de los alveolos.

Quiero ser más fuerte que el miedo.

Quiero poder poderle al miedo.

Quiero meterle miedo al miedo.

O ser su amiga.

Que me entienda y me dé una tregua.


sábado, 27 de noviembre de 2021

Almudea Grandes.

 Me gustan los sábados por el paréntesis de alivio que parecen desplegar. 

No aparecen carteros con certificados o burofax, no suena el teléfono con citas ineludibles y trabajosas...

Quería creer que las malas noticias se aparcaban en su día sabático.

Los sábados permiten desconectar del móvil, de la constante tropelía de estar alerta cada minuto por salud profesional.

Aunque sé, la vida así me lo ha enseñado, que esto no es más que una   quimera con la que adornar el día a día: las malas noticias no respetan.

Aparcado mi móvil, acudo a él sólo para comprobar que ninguna urgencia va a perturbar el sábado que me queda libre de tareas y ocupaciones. Y me encuentro con esta bomba de racimo.

Racimo de emociones. Racimo de incredulidad y pena. Racimo de dolor que se extiende dentro de mí de manera sorpresiva y abre una compuerta que llevaba años, enfermizamente, cerrada. También esto, Almudena Grandes, tengo que agradecértelo a ti. Lloro como una niña que ha perdido un rincón en el mundo en que se sentía acogida y feliz.

Hoy, 27 de noviembre, día de Aires difíciles, lloro la muerte de una mujer que cuidó la palabra e hizo prodigios con ella. Con El corazón helado me abrazo a sus libros que tengo en mi halda y me despido de ella aferrada a sus páginas. 

He leído todos sus libros porque no recuerdo nada similar a la ilusión del día de Reyes cuando era niña, como la noticia de la publicación de un nuevo libro de Almudena Grandes.

Un nuevo libro de Almudena, me parecía  un motivo de alegría y esperanza para seguir adelante. Ahora solo me quedará volver a los ya leídos y que tantas horas de disfrute, emoción y conocimiento me han dado.

Leí su columna de despedida, pero pensé- no quise ni intuir nada distinto- que era un adiós temporal: daba por hecha su recuperación. Era urgente que así fuera. Necesario.

Pero no ha podido ser y la noticia me ha pillado a contrapié. Como un puñetazo en el estómago que se ha deshecho en un llanto caudaloso, un llanto de una pena antigua, de un dolor entrañable. Un caudal que no puedo acallar ni quiero. Porque hasta el último día, Almudena, me has ayudado a vivir. 

Gracias, gracias por tanto y por tanto, esta enorme pérdida. Volveré a tus libros para recordar que la palabra construye, mejora y salva. Que no está todo perdido. Que es posible tener esperanza e ilusión. Que la literatura es el mejor camino para aprender y sentir. Que te has ido pero estás:

"Pero nada me preocupó más que el volumen que había perdido su cuerpo, la desconocida, huesuda delicadeza de los brazos que me rodeaban, la crueldad del aire que rellenaba el contorno de su cintura, el grito de sus costillas, visibles sobre la ausente redondez de sus caderas" (pg 24 La madre de Frankenstein).

Es un ejemplo de tantos. Sólo ese fragmento justifica mi admiración y cariño por ella. Sólo ese fragmento justifica el libro entero. Su obra. Es el abrazo de reencuentro de un hijo con su madre después de años de exilio y lejanía. Abrazaba la delgadez de tanto dolor y tanto amor.

Algo así abrazo yo ahora. Te abrazo. Abrazo tu recuerdo de tantas horas de goce, de compromiso con la verdad y de amor por las palabras y su prodigio.
He paladeado cada uno de tus libros y no entiendo cómo voy a seguir amando la literatura sin ti.
Gracias, Almudena.

La noticia me ha pillado sola, desarmada. Ha sido un trallazo inesperado como inesperada es esta reacción orgánica que me atraviesa. Tu muerte me ha llevado al reino que hacías posible, el de la palabra. La palabra llena de vida, de compromiso, de belleza. Compromiso con la verdad, con la historia; pero sobre todo, con la propia palabra. No encuentro consuelo y sólo he sabido buscarlo escribiendo y llorándote.



viernes, 19 de noviembre de 2021

Toros sí o toros no

 




Decir que los toros "escenifican la muerte y la violencia y en esa catarsis las superan" es empezar con una falacia: los toros no escenifican la muerte y la violencia. LAS EJECUTAN. Ejecutan la muerte y la violencia y de paso a los toros en una tortura indigna.

Ojo, que yo he crecido viendo toros en la televisión, con mis abuelos comunistas. 
Y ojo que veo la estética en casi todo lo que se desarrolla en la plaza.
 Si eliminamos al toro, me parece de una estética de cojones. Todo. 
Los trajes de luces que me entusiasman, los tercios y su ritual, el baile del torero con la capa, la danza de los banderilleros.. 
En el picador no veo ninguna estética. Me horroriza ver al caballo cegado e ignorante. Y ese enfrentamiento al que les obligan como hermanos abocados a agredirse porque sí.

Es verdad que entramos en contradicción al comer animales que han tenido una vida terrible. A vestir su piel. Es una gran contradicción. Pero como y me visto. No me divierto. No disfruto con un sufrimiento que en el caso del filete y los zapatos no veo (Muy cínico esto, lo sé).

En fin, que hay mucho dolor en una corrida de toros. Y ese argumento me parece definitivo. Y la costumbre prejuiciosa me ciega con el "arte estético" que destila ese "aquelarre cultural". Y si me olvido del toro, qué estético y perturbadoramente hermoso me puede parecer. 

Nunca he ido a una plaza. Oler la sangre del toro podría romper definitivamente el hechizo que produce el sol luciendo en el oro y grana de esas escamas con que se protegen  unos hombres (la gran mayoría) que juegan a ser dios en el albero , olvidando que son simples mortales mordiendo el polvo.

lunes, 21 de junio de 2021

¿Qué hacer?

 No se lo espera. Nunca.

Se abre al mundo, a los demás, con plenitud. Sin dobleces.

Entiende que eso es vivir: abrirse, respirar en los demás. Construirse en ellos, con ellos.

Pero le llega. Casi siempre, le llega.

El zarpazo. Que la deja noqueada. Herida de perplejidad.

¿De verdad ha sucedido? ¿Otra vez?

Entonces cuestiona su verdad, su realidad. Se repliega.

¿Me lo estaré inventando? ¿Serán cosas mías y no es verdad? ¿Tendré la piel muy fina y haré una montaña de un grano de hiel?

Y entonces se hace pequeña. Ella que no ha provocado nada, que se ha encontrado con el zarpazo a manos llenas, duda de sí y se impregna toda ella de una viscosa fragilidad que la desdibuja y de nuevo la pone al borde del precipicio.

¿Qué hacer? ¿Responder? ¿Dar otro zarpazo? Nooooo ¿Por qué? Ella no quiere eso en su vida.

¿Callar? ¿Hacer como si no hubiera pasado nada? Noooooooooo es que ha pasado y está dentro, muy dentro, sangrando.

El zarpazo la araña ya menos que su perplejidad .

Decide salir a buscar a la niña que fue y dar un paseo, abrazada a ella.



Una foto de carné

 Te has ido hace unos días, pero te fuiste hace años.

Tu particular forma de ver la vida y de relacionarte, te puso muy lejos de mí. 

No lo ponías fácil. 


Te has ido hace unos días, pero te fuiste hace meses.

No eras tú, ni tenías una buena vida. Sufrías. Quizá era el momento de descansar.



Pusiste grandes distancias. Algo turbias. Las respeté. Hasta el final. No me costó. No eras justo y no te quería cerca. No aceptaba tu opción de vida en la mía.

Cada uno elige sus amores. Y sus odios. 

Nadie tiene por qué sufrir los de los demás.

Ahora, te veo en tu foto de carné y descubro una imagen tuya desconocida.

Amable, tierna, ingenua, abierta. Como un niño perdido y dolorido que, por lo que sé, es lo que fuiste.

Esa foto, en la que ya estás mayor y enfermo, deja escapar ese niño necesitado de cariño.

El que, tal vez por eso mismo, no supiste dar.

Y me emociona ese niño que nunca se dejó ver, con toda su fragilidad.

Y me gustaría abrazarlo.

La coraza con la que lo protegiste, quizá, te convirtió en un ser mezquino y esquivo muchas veces.

Gracias a esa foto, he podido despedirme de ti con amor.

Habría sido más fácil de otra manera, pero tú, vosotros, decidisteis vivir así: solos, sin molestias.

Así te has ido y a mí me parece muy triste, pero tal vez sólo quedaba ese camino. El mismo donde se perdió ese niño dulce que solo quería que lo amaran y se encerró en la única persona que de verdad lo hizo.

Buen camino de vuelta a casa. La casa del corazón.

Qué triste hace la muerte a la vida, a veces. Por lo que no fue. Por lo que nunca supimos ni supimos saber. Por lo que nunca quisimos saber ni querer.

viernes, 18 de junio de 2021

BIenvenida a casa

 Me descubro continuamente emocionada.

Me acechan las emociones como duendes que habían perdido la senda y salen a mi encuentro.

Me pierdo en ellas.

Me desbordan.

Atemorizada, las recibo sumisa; como la única labor a la que entregarme.

Demasiado tiempo que mi corazón no se esponjaba y mis ojos no se aguaban.

Hermosa colada de risueña espuma. Hoy. 

Que me conduce sobrecogida y feliz a ninguna parte más allá de donde estoy.

¿Cuánto tiempo sin sentir esa plenitud?

¿Cuánto tiempo sin mí , sin la verdad?

Musito estas palabras temerosa de deshacer el hechizo.

Embrujada en mi turbación, la acaricio para que no se enturbie.

"Si te quedas", le digo, "seremos felices. Solo por respirar".

Me pregunto si abandonar los fármacos no haya sido la decisión más valiente y sabía.

Coraza que me separaba de mi esencia. 

Coraza que me impedía sentir. El dolor. La emoción.

Roguemos silenciosos para no necesitarla nunca más.

¿Podrá la emoción protegerme del miedo y del sufrimiento?

Le pido mucho. 

Tal vez, solo que no me abandone más.

"Fuiste tú", me reprocha. 

Y puede que tenga razón.

No me quedó más remedio que adormecerla para poder sobrevivir.

A veces la única forma de no morir es dejar de sentir.

A veces la única forma de no vivir es dejar de sentir.

Te doy la bienvenida. 

Bienvenida a casa.


Irene Vallejo: Luz, luz, luz.

Pasan los años y quedan pocas certezas. 

Puede parecer contradictorio, pero es la realidad.

Pocas certezas. Quizá tan pocas como importantes,como únicas.

La certeza de la emoción, por ejemplo.

Ningún aprendizaje lo será si no pasa por la emoción. Así es para mí.

Cada vez más intensa la certeza del aprendizaje de la emoción.

Tiembla mi "alma" y yo crezco. Me nutro. 

Y sé que es lo único importante.

Por eso cuando alguien logra emocionarme, me enseña algo. Siempre.

Lo que supone una revolución es que alguien, cada vez que se expresa, que habla, que escribe... haga emoción de todo lo que toca. Como una maga. Una maravillosa bruja buena.

Amo a esta mujer. No la conozco. No he leído su libro (me espera este verano como un placer que aplazo para disfrutarlo también en la espera). La admiro y la necesito cerca.

Amo su sabiduría, su dulzura, cómo acaricia las palabras y las entreteje para crear en cada sintagma pura emoción.

Surgen personas así y para mí la vida comienza. Soy joven otra vez. Quiero vivirlo todo y todo lo espero de la vida.

Gracias, Irene. Eres un regalo de la vida. Ya para siempre


miércoles, 9 de junio de 2021

Ropa Tendida

 Los tendederos del barrio chorrean pura vida.

La ropa tendida en las calles simulan banderas, hitos en cada casa.

Ondean el sudor del duro trabajo.

Ondean la dignidad de lo limpio, del orden.

Ondean el esfuerzo de una vida en paz.

Ondean la verdad del hogar, de los afectos.

Ondean la humildad de los que viven al día.

Ondean como ejércitos de una colectividad.

Banderas de colores, "manchando" las calles.


Los tendederos de las calles del barrio, seguro que ondean lágrimas.

Y el viento dulce las mece, como enjugándolas.


¿Qué seremos? Respira, Los Carriles

 Los ocres se apoderan del campo.

El sol pinta de marrones y ocres el verdor primaveral del campo.
Se agosta el campo salpicado de enhiestos cardos morados. Como hermosos faros de color inalcanzables.
El campo se transforma al ritmo de los días y las estaciones.
Ahora huele a tierra, a verdad. Respiras y eres. Respiramos y somos.
Las cigarras mecen la quietud de la vida en ebullición.
EL campo habla y nos cuenta que somos él. Que no seremos sin él.
El ser humano cada vez es menos SER. Cada vez es más CORRER, más COMPRAR, más TENER, más CONSUMIR, más GASTAR, más DEPREDAR. Pero menos, mucho menos SER.

Y todo SER pasa por respetar. Respetar a la naturaleza. Cuidarla. Protegerla de nosotros mismos.

SER es , sobre todo, recordar lo que nos hace SER animales superiores. Y demostrarlo.

Somos parte de un sistema natural. Sin él nunca podremos SER. Y nuestra existencia como SERES humanos depende de su conservación. Si no nos implicamos en salvarlo, seremos otra cosa pero no SERES HUMANOS.

No somos SERes porque nos perdemos en TENER, en DERROCHAR.
No somos HUManos porque humano proviene de "humus" tierra y la estamos esquilmando como si no fuera nada nuestro. Como si nuestra única labor fuera arrasarla para ser más civilizados.

Nos quedamos sin naturaleza. Dejamos de SER. Nos precipitamos a la incógnita de la destrucción:¿qué seremos?

Respiras y eres. Respiramos y somos.
Respira, Los Carriles.



sábado, 8 de mayo de 2021

Gracias

 Cada entrada es la recogida de un impulso. 

Escribo para amarrar mis emociones y mis impulsos. Y entenderlas. Y hacerlas mías.

Nunca escribo pensado que alguien pueda leerme. Nunca.

De repente, alguien se pone en contacto conmigo para comentarme algo de lo que he escrito y  me siento - siempre sorprendida- como el rey desnudo que descubre que lo está ante todos y, muy importante, ¡no le importa!

Gracias a los que me seguís y me leéis en este ejercicio algo onanista que me permite sentirme y entenderme un poquito mejor a través de estos grandes y maltratados tesoros que son las palabras. 

Libros

 A veces me siento muy mal. Físicamente mal. Muy mal. 

Entonces siento que algo grave se puede estar desencadenando dentro de mí. Que a mi cuerpo le está traicionando alguna dolencia irreversible.

Por momentos hipocondriacos, llego a asomarme-levemente,supongo-  al precipicio que supone saber tu fecha de caducidad.

Siento la pérdida de la compañía de mis seres queridos, del sol en la cara, del sueño reparador, de una buena comida, de un buen paseo, una buena música...

El otro día se impuso, más que todo eso, quedarme sin tiempo para leer todo lo que ya tengo previsto y que me llevará mucho tiempo: "¿no me dará tiempo a leer todo lo que quiero y a descubrir mucho más?"

Sentí la finitud como la gran pérdida de oportunidades para seguir creciendo, aprendiendo y sintiendo.

Sentí el vacío de la ausencia de los libros.



lunes, 26 de abril de 2021

¿Blefaroplastia?

 Se le amontonan los párpados insistentes

Pliegues tenaces como sudarios inconvenientes

Se arremolina la piel sobre sus globos oculares

Persianas anticipándose al cierre

Persuadiendo a la mirada a no ver

Se arraciman los párpados cargados de perplejidad, incertidumbre, asco...

Al borde del precipicio se sostienen

Un ojo a media luz, cansado, temeroso

El rostro envejecido ante el delirio

de un tiempo extraño y duro

El dolor chorreando a las pestañas

El broche anticipado de la muerte

miércoles, 21 de abril de 2021

Miko

 Miko, calor

Miko, compañía

Miko, ternura

Miko, serenidad

Miko, alegría

Miko, generosidad

Miko, cariño

Miko, tranquilidad

Miko, empatía

Miko, sencillez

Miko, honestidad

Miko, paz

Miko, crisol

Miko, amabilidad

Miko, independencia

Miko, autenticidad

Miko, instinto

Miko, humildad

Miko, intuición

Miko, incondicional

Miko, energía

Miko, relajación

Miko, pureza

Miko, amor

Miko, verdad

Miko, vida


                    


jueves, 15 de abril de 2021

Hace un año

 Hoy hace un año. Parecen diez. Pero sólo hace uno.

Hace un año, hoy, salieron del infierno. Los saqué de allí para llevarlos a unas pantanosas tierras movedizas, pero nunca antes tuve tan claro que era lo tenía que hacer.

Hoy hace un año que en un día lluvioso, mis padres, los dos, salieron de una pesadilla. Una pesadilla que nadie nunca pudo imaginar en este país, en el siglo XXI. 

Hoy hace un año que se acabaron para ellos la soledad, el maltrato, el abandono, la impotencia, la humillación... y todo esto lo recibían por un módico precio de 2400 euros.

En pleno confinamiento, fueron a casa sin saber si estaban enfermos o si lo estaba yo, que era la que iba a cuidarlos.

Completamente inválidos ambos, con necesidad de una grúa para moverlos. Demenciado mi padre, deshidratado. Mi madre llena de puntos y de dolores...

Y allí , teniéndolos en casa, con todos los miedos, los riesgos, las incertidumbres pude volver a respirar.

Podrían enfermar, podrían morir... Pero no lo harían solos ni abandonados como les pasó a tantos otros a pesar de nuestros gritos de desesperación, pidiendo ayuda a todas las instancias posibles que nada nos respondieron y les dejaron a su "muerte".

Empezó una nueva vida para ellos,para mis padres. La recuperaron. Recuperaron esa vida que allí dentro, en la residencia, les habían arrebatado. Escaparon de un posible contagio, de un posible deterioro irreversible, de una posible depresión, de una posible muerte.

Empezó una nueva vida para mí. Cuidándolos, tomando decisiones a ciegas cuyas consecuencias no podía calibrar. 

Empezó una cuesta arriba dura, complicada, sinuosa... Pero llena de luz y de esperanza.

Ahora, un año después, sé que hice lo que debía. Que nunca habría soportado vivir un año como viví ese mes de marzo que casi me enloqueció. Porque sufrir la impotencia, la injusticia y el silencio y la connivencia  de los que deben velar por los ciudadanos, ante esa hecatombe que se vivió en las residencias, es una manera de instalarse en la locura. En un mundo en el que Kafka se hubiera sentido un simple aprendiz.

Fue un recorrido de gran soledad, pero apuntalada por personas sin las que no sé si habría podido salir adelante:

 Ruth y Luz, las asistentes que se arriesgaron a cuidarlos desde el primer día sin saber en qué condiciones venían y sin protección por parte de su empresa. 

Gema, mi asistente social que se involucró como sólo lo puede hacer una enorme profesional y persona.

 Joaco, mi compañero de vida, que, cuando pudo, lo dejó todo para estar cerca de mí.

Es un día que nunca olvidaré. Es un día que se abre ante mí como el precipicio en el que salve a mis padres y me salve a mí misma de una angustia de una intensidad que nunca había sentido. Escapamos de la inhumanidad y la pura injusticia.

Hace un año y parecen diez.

Dos personas salieron de ese infierno. 30.000 nunca más podrán decir lo mismo.

Y todavía no se ha hecho justicia ni estamos cerca de ella.

Hay ignominias que lleváramos todos a cuesta y mancharán nuestra historia sobre quien menos lo merecía.

martes, 13 de abril de 2021

Añicos

 Los añicos arrecian tras la pared.

Sordos, ciegos, implacables.

Tras la pared se deshace la vida, se derrite en dolor.

Añicos que se clavan en el corazón como esquirlas traicioneras

Añicos que gritan mudos

Se desgañitan impotentes 

Chocan contra la pared

Silenciosos...

Cuando los descubres no entiendes cómo no han atravesado el muro

Cómo no has temblado al presentirlos

Cómo no has sentido llorar cada uno de ellos en esa otra almohada

Ahora que los conoces, intentarás acariciarlos como los restos de un desastre que nunca debió llegar

Como la huella hermosa de una vida que ya no está, pero estará para siempre en su corazón. 


                                            Pensando en ti, Teresa



                           



                        



lunes, 8 de marzo de 2021

Mujeresnuestras de cada día

 Mujeres nuestras que estáis en todo lo hermoso de la vida,

Santificada sea vuestra entrega, vuestra ilusión, vuestra alegría

Venga a todos los reinos vuestra ternura, vuestro combate, vuestra sabiduría

Hágase vuestra voluntad así en los día como las noches

No perdonéis el desprecio, la violencia, el paternalismo;
así como encumbráis el cariño y el respeto, los cuidados, la complicidad

Dejaos caer en todas las tentaciones que os hagan más libres y mas grandes

Mas libraos de todo mal que pervierte la convivencia, el consuelo, el coraje, la justicia
Amen,

Amad, amaos, amémonos. Sois tan hermosas ...

Mujeres, debemos de ser muy fuertes y peligrosas.
Mucho más de lo que pensamos o sabemos.
Su miedo, que no entendemos, les lleva a silenciarnos, a violarnos, a matarnos.
Nos queremos miedo ni para los que nos quieren sojuzgadas. Queremos lo que somos: alegría, consuelo, comunicación, creatividad, cuidado, lucha, descanso, amor, ternura...vida.

Las mujeres nuestras de cada día

 Parece que nada tiene menos sentido que "los días de.." Yo no le encuentro mucho. Hay uno para cada ocasión.

Pero hoy siempre me emociona despertarme. Me recorre un calambre , sin casi entenderlo. Como una corriente eléctrica que me sube a las pupilas y me estremece. Sin saber por qué. Riega cada poro de mi ser el adagio tan real de porque fuimos somos, porque somos serán. Y con todas ellas, palpitando dentro de mí,a mi lado,  me siento afortunada.











(Debemos de ser muy fuertes y peligrosas, sin saberlo .
 Intentan taparnos la palabra, reducirnos...nos temen.)

domingo, 14 de febrero de 2021

Celebrando

 Hoy hace un año que mi madre nació. 

Nació a una vida de dolores. Una vida rota que ha transitado con una fuerza inimaginable.

Un año ha cumplido. 

Sólo ella sabe lo que ha luchado desde el mismo momento en que un coche le partió su cuerpo por la mitad y rompió su vida a cachitos.

Sólo ella sabe la voluntad, la energía, la disciplina que ha impuesto a su gran compañero de nueva vida que es el dolor.

No ha pasado día ni hora que no haya dado la batalla. Incansablemente. Sin cejar. 

Su vida nueva era luchar contra la nueva vida que le han impuesto.

Gracias a su voluntad, a esa infatigable contienda en lo que se ha convertido su vida, ahora vive. 

Hay días en que preferiría estar muerta o eso dice.

Hay días en los que no quiere aceptar esa nueva carcasa que la confina en un mundo limitado y marchito.

Hay días en los que el año que ha cumplido le parece una traición.

Hoy mi madre cumple un año. Yo lo celebro como cada día. Cada hora, desde aquel 14 de febrero, celebro que los minutos pasen y mi madre los respire. Para mí es suficiente. Es fácil para mí.

Hace ya tres semanas que a mi madre le arrebataron su gran regalo de vida. El único que necesitaba y que no sé si alguien le podrá regresar.

Mi madre vivía con la esperanza de poder

 volver a andar sin dolores, 

volver a dar pasos de sevillana

volver a pasear durante horas.

Un médico le regaló una sentencia que en un minuto la convirtió en "una mujer desgraciada" para toda la vida. 

La despojó de la única piel que la sostenía y estamos esperando  ver si logrará protegerse otra vez con el ímpetu de respirar con esperanza.


Felicidades, mamá. De nada te servirá saber que te acompaño en el sentimiento y que me sobra impotencia para celebrar cada minuto de tu vida aunque a ti no te sostenga.


martes, 9 de febrero de 2021

El paraíso perdido

 Qué emoción encontrarme con mis abuelos, con mis padres y mis tíos tan jóvenes, con mis primos tan pequeños, conmigo tan olvidada...

Con las imágenes, los olores, los ritmos, los paisajes...

Un alud en el corazón

Una vida  vivida como en otra vida

La higuera...

Un quiebro de alegría al miedo de vivir.








Llegan estas fotos con la tristeza del paraíso perdido y la nostalgia de saber que fue, que estuvo, que ahí quedará 





domingo, 7 de febrero de 2021

Conquistando la vida

He recuperado una medida humana de mi vida

En plena debacle, mi vida es más humana

Hacía muchos años que no lo vivía así

Tantos, que lo había olvidado.

Comer en la mesa, a la hora de comer, comida caliente

Comprar el pan dando un paseo

Entrar en las tiendas del barrio, comentar con los vecinos...

Elegir y preparar qué me apetece comer hoy

Leer un ratito en mitad del día y dejarme secuestrar por un sueño tan rápido como profundo y reparador

Dar una caminata por el campo después de comer

Sentir el sol y disfrutarlo sin tener que esperarlo el fin de semana.

Acercarme andando a la biblioteca y seleccionar tranquilamente mis paraísos

Pasarme por la librería del barrio , charlas con las libreras, encargar mis libros...

Salir a correr sin prisas, disfrutar de hacerlo

Estirar en casa antes de una rica ducha con la cama esperándome

...

Menudencias cotidianas para mucha gente, seguro

Conquistas simples que mi respiración había olvidado

Las cuido al tiempo que las saboreo

Me gustaría prometerles que no las abandonaré

Y sería la única forma de no abandonarme

En los tiempos más inhumanos, mi vida es más humana

Otra lección que incorporar a piel.







martes, 19 de enero de 2021

Nieve

 No me canso de mirarla.

Bañada de sol, sintiendo el silencio que ese manto blanco siembra a su alrededor.

No me canso de pasearla.

Centellean sus cristales convirtiendo cada rayo de sol en un diminuto diamante.







Sin espejismos

Hacía muchos años,¿diez?, que me acompañaba.

Persistente. Irreductible.  Sin descanso.Traicionera. Ni siquiera por la noche lograba esquivarla.

Durante los últimos cuatro era una mortaja hecha de mi piel y encastrada en mi estómago y pulmones. 

Una enorme losa convertida en vida. 

Durante los primeros días de este año he descubierto, temerosa, agradecida, incrédula, que era posible.

Ahora sé que se puede vivir sin ella. 

Saber que se puede.

Respirar que se puede.

Vivir que se puede.

Lo digo en voz queda pero tan aliviada...

Sé que será un paréntesis y que volverá envuelta en los vaivenes de la vida.

Pero...

 ¿Y saber que se puede

Respirar que se puede

Vivir que se puede?


 Pensé que esa garra nunca me soltaría, que sería parte de mí hasta el final de mis días. 

Ahora podré sentirla retorcerme por dentro, ahogarme por dentro, aplastarme por dentro, pero nunca más la convertiré en mi inevitable compañera.

Porque ahora sé que se puede

Respiro que se puede

Vivo que se puede.