viernes, 18 de junio de 2021

Irene Vallejo: Luz, luz, luz.

Pasan los años y quedan pocas certezas. 

Puede parecer contradictorio, pero es la realidad.

Pocas certezas. Quizá tan pocas como importantes,como únicas.

La certeza de la emoción, por ejemplo.

Ningún aprendizaje lo será si no pasa por la emoción. Así es para mí.

Cada vez más intensa la certeza del aprendizaje de la emoción.

Tiembla mi "alma" y yo crezco. Me nutro. 

Y sé que es lo único importante.

Por eso cuando alguien logra emocionarme, me enseña algo. Siempre.

Lo que supone una revolución es que alguien, cada vez que se expresa, que habla, que escribe... haga emoción de todo lo que toca. Como una maga. Una maravillosa bruja buena.

Amo a esta mujer. No la conozco. No he leído su libro (me espera este verano como un placer que aplazo para disfrutarlo también en la espera). La admiro y la necesito cerca.

Amo su sabiduría, su dulzura, cómo acaricia las palabras y las entreteje para crear en cada sintagma pura emoción.

Surgen personas así y para mí la vida comienza. Soy joven otra vez. Quiero vivirlo todo y todo lo espero de la vida.

Gracias, Irene. Eres un regalo de la vida. Ya para siempre


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