lunes, 21 de junio de 2021

¿Qué hacer?

 No se lo espera. Nunca.

Se abre al mundo, a los demás, con plenitud. Sin dobleces.

Entiende que eso es vivir: abrirse, respirar en los demás. Construirse en ellos, con ellos.

Pero le llega. Casi siempre, le llega.

El zarpazo. Que la deja noqueada. Herida de perplejidad.

¿De verdad ha sucedido? ¿Otra vez?

Entonces cuestiona su verdad, su realidad. Se repliega.

¿Me lo estaré inventando? ¿Serán cosas mías y no es verdad? ¿Tendré la piel muy fina y haré una montaña de un grano de hiel?

Y entonces se hace pequeña. Ella que no ha provocado nada, que se ha encontrado con el zarpazo a manos llenas, duda de sí y se impregna toda ella de una viscosa fragilidad que la desdibuja y de nuevo la pone al borde del precipicio.

¿Qué hacer? ¿Responder? ¿Dar otro zarpazo? Nooooo ¿Por qué? Ella no quiere eso en su vida.

¿Callar? ¿Hacer como si no hubiera pasado nada? Noooooooooo es que ha pasado y está dentro, muy dentro, sangrando.

El zarpazo la araña ya menos que su perplejidad .

Decide salir a buscar a la niña que fue y dar un paseo, abrazada a ella.



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