La tristeza me embadurna con sabor a brea.
Me sepulta y no sé donde ser ni qué ponerme.
Me revuelvo en su soledad que me aúlla que huya.
Huyo
Rodeada de otros, caigo.
Caigo en la cuenta y en el precipicio de entender
que solo ellos, las ausencias que nacen mi tristeza,
podrían anegarla de luz y de esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por acompañarme.