miércoles, 22 de octubre de 2014

El Pinar

El pinar reverdece agradecido y se arropa con un suave manto de terciopelo verde. El sol intenta atravesarlo buscando resquicios por los que lanzar haces de luz dorados y reverberantes que descubren colores de un fulgor imposible. Como una revelación. El sol que no puede entrar por entre los tupidos pinos se aposenta sobre ellos acariciando sus copas cubriéndolas con una túnica de calor y luminosidad.

Entras al pinar y un útero cálido y protector te recibe acunado por silencio solo salpicado por el trinar de los pájaros y el olor límpido e intenso a tierra, jaras y rocío. 

Los árboles que van despojándose de sus hojas humildemente se visten de ocres y dorados como en un festival de fuego.El sol los destaca jubilosos y la vista se pierde entre sus tonos emocionados.

Me pregunto si es que me conformo con poco por sentir que la vida es esto y disfrutarla es tan simple como pasear y abandonarse.




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