viernes, 3 de mayo de 2013

Aprender a vivir

Hasta que no comprendemos algo de verdad, no nos damos cuenta de lo poco que lo habíamos entendido hasta entonces. 

      Hay un cúmulo de frases, de ideas, que todo el mundo repite y que se enuncian casi como lugares comunes, que simplemente son eso: tópicos. Hasta el momento en que se integran en tu vida, y las sientes y las vives y las entiendes. Entonces te das cuenta de que, hasta ese instante, no habías entendido nada. 
Frases como:

  "Siéntete bien contigo  mismo"
   "Busca en tu interior"
   "Solo cuando te quieres a ti mismo,puedes querer a     los demás"
    "No importa lo que digan los demás, escucha a tu corazón"
    "Lo esencial es invisible a los ojos"
    "La belleza está en el interior"
    "Las cosas pequeñas son las imprescindibles.  Disfruta de ellas"
    "La felicidad son momentos y está en las pequeñas cosas"
    "No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti"
    "No busques fuera lo que no esté en ti"
    "El fracaso es no intentarlo"
    "Si te caes, levántate y vuelve a intentarlo"
    "El único trabajo importante es el trabajo bien hecho"
   "Respétate y respetarás"
   "Sólo quien da, recibe"
   "La salud es lo único importante"
   "EL dinero no da la felicidad"
    ...


      Todo esto que, de algún modo, intuimos como  cierto, sólo se hace real cuando lo entendemos. Cuando logramos experimentar que es así y sentimos que la serenidad y el equilibrio (muchas veces quebrado) se instalan en nosotros. Y descubrimos que es así porque todo eso que repetíamos como un mantra, han dejado de ser simples frases hechas para convertirse en la esencia de nuestro día a día. Hasta que ese momento no llega, no sirve de nada ni decirlo ni que te lo digan. Puede que lo analices y estés de acuerdo con el mensaje, pero nada aportará en tu vida si no lo sientes así, si no llegas a vivirlo y a sentirlo integrado en tu vida.

       Por eso me pregunto por qué insistimos tanto en repetírselo a nuestros hijos. Nadie puede evitar que se equivoquen. Sólo así podemos aprender: descubriendo nuestro propio camino. Sin embargo, intentamos que, a través de nuestra experiencia, se eviten algunos tropezones. Nos duele ver que se van a estrellar y queremos evitarlo, pero es imposible. Ellos nos oirán, pensarán que esas frases están bien(o que eres un coñazo), pero no las entenderán hasta mucho, mucho más tarde. 

        Sin embargo, es hermoso recordar que alguna vez alguien que nos quería nos dijo eso mismo, que ahora comprendemos, con los ojos empañados por la emoción.La emoción de saber que lo "hermoso nos cuesta la vida". Si no tanto, al menos nos cuesta muchos sinsabores y  muchos años hasta que se nos revela.




Buenos días, dijo el Principito.
—Buenos días, dijo el comerciante.
Era un comerciante de pastillas perfeccionadas que apagan la sed. Se toma una por semana y no se siente más la necesidad de beber.
—¿Por qué vendes eso?, dijo el Principito.
—Es una gran economía de tiempo, dijo el comerciante.
Los expertos han hecho los cálculos. Se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
—¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres?
—Se hace lo que se quiere… 
__Si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, se dijo el Principito, yo pasearía tranquilamente hacia una fuente…

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