Hoy hace un año que yo no sabía que el mundo se había roto. Irreversiblemente.
Hoy hace un año que yo vivía protegida por la ignorancia. Rodeada de unas sombras contra las que bregaba para hacerlas luz.
Hoy hace un año que yo conservaba el corazón. Sin saber que había perdido una razón de su ser.
Hoy hace un año que casi nada es lo que era y yo no lo sabía.
Hoy, como ayer, como el mes pasado, como cada día, hace un año que el tiempo no cuenta.
Se repiten los días aventados por ráfagas de dolor, de impotencia, de insumisión.
Hablo contigo cada día. Te pregunto. Te explico que no puede ser, sacudiendo la cabeza. Apartando los malos presagios.
Que sigues por ahí, dejándote la suelas de tus zapatos en mejorar el mundo.
En adecentarlo para que, al menos, exista la esperanza de una oportunidad.
Te explico que no es posible el movimiento de rotación sin ti.
Nada gira ni se mueve sin ti
Sin que tú puedas llenarlo de esperanza, de oportunidad.
Nada es sin tu vivirlo. Nada puede ser ya.
Remedos. Como este hilván
Hoy hace un año de un tiempo sin principio ni fin
Hoy hace una año de nada llena de ti.
...
Este verso,ahora mismo, me atraviesa a trompicones:
"Para quienes la amábamos, el día de su muerte
nunca va a terminar".
Los trompicones nacen de la indefensión y de las ganas de alterar esas dos hermosas líneas:
"Para quienes te amamos, los días de tu vida
nunca van a terminar"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por acompañarme.