miércoles, 4 de febrero de 2015

Tu mano en mi mano (Dedicado a Pepa Fernández)

El domingo , 1 de febrero, no fue "un domingo cualquiera" para mí. Por muchos motivos. Todos hermosos. Pero sobre todo lo fue por el resplandor de tu mano en mi mano.

Hay sueños que pueblan nuestra ilusión y que nosotros, a veces, no nos atrevemos a soñar. Están acurrucados en el filo de nuestra intención, como gorriones que aún no saben volar. Y un día, casi inopinadamente, nos sorprende el aleteo de su voluntariosa urgencia. Y nos hacen un regalo que ilumina nuestra vida y convierten un páramo monocorde y yermo en una vega cuajada de futuro.
Porque la ilusión y la alegría son ya el futuro.

Hay gente que sueña con tener. Yo solo sueño con vivir emociones y compartirlas. Crecer en ellas y construir desde ellas.
Me pregunto si será infantil sentirse dichosa por dar un abrazo a alguien a quien admiras y quieres en la distancia. Si lo será sentirme feliz por poder acompañar  a  una labor que ayuda a tanta gente.

Me pregunto si no es infantil sentir una emoción que me desmadeja al ver como, en la mitad de tu trabajo, en medio de la tensión de una entrevista, concentrada en tu quehacer, extiendes tu mano buscando la mía y la aprietas fuerte; como si hubieses adivinado mi necesidad de abrazarte, de agradecerte tanto a lo largo de tantos años.

Tu mano en mi mano y mi emoción galopando a lomos de mi corazón desbocado, con el temor a que su tamborileo frenético se escapara por los micrófonos y  nos delatara a mí y a mi felicidad al sentir que alguien tan especial como tú me abría su casa y su corazón.

Tu mano en mi mano y para siempre ya, el estremecimiento de la alegría. La de tenerte tan cerca, Pepa.Tan lejos pero tan, tan cerca.

Gracias por todo.


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