El campo en todo su esplendor. Repleto de regalos para todos los sentidos.
Olores que mi olfato recuerda embriagadores, se aturullan en la entrada.
Sonidos mágicos, sutiles, que oigo sin escuchar.
Caricias del viento que recorren la piel como si no fuera la mía.
Un festín de colores y matices que veo sin poderlos mirar.
Estoy al otro lado. Otra vez
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