Un concierto, simple, diferente; al hilo de la semana santa y de la pasión de Cristo
Y sin embargo, un momento personal ajeno a la religión y conectado a la emoción de la sencillez y la profundidad de lo esencial, de lo trascendental.
Disfrutar de una hora entre piedras milenarias y sonidos básicos, cristalinos y sublimes. Los ojos cerrados. Diluirme en el tiempo y el sonido con la conciencia de ser una mota de polvo en la inmensidad de la vida.
Polvo serás, más polvo emocionado.
La sencillez de lo sublime
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por acompañarme.